jueves, 22 de octubre de 2009

Gracias

Esta vez sólo quiero hacer público mi agradecimiento, a Dios, al universo, a todas las personas que han ayudado a construir mi vida tal como es hoy.

Estoy agradecida por mi vida, mis hijas. Por esos amigos que contestan mis requerimientos y aquellos que llaman aunque yo no haya intentado contactarlos. Por mi casa, donde se huele vainilla y se respira paz. Por las luces de la ciudad de noche que se ven desde mi ventana, por la taza de café que me permite aquietar las revoluciones del día, por mi barrio, por mis sueños y los sueños de los que amo.

Por esas personas que me trajeron dolores que me ayudaron a crecer, por quienes me sonrieron iluminando un día que no siempre empezó bien. Por la posibilidad de trabajar en lo que amo. Por el alimento que a diario puedo compartir con mis hijas. Por quienes me regalaron su abrazo, sus palabras, su tiempo.

Estoy agradecida por la posibilidad de aprender, de amar, de ser feliz.

domingo, 18 de octubre de 2009

Elijamos lo que deseamos realmente

A veces

…arriesgamos el resultado de algún examen importante porque no lo preparamos adecuadamente por dedicarle tiempo a un juego virtual o a una película.

…dejamos ir de nuestras vidas a personas importantes porque nos dejamos llevar por sensaciones placenteras cuyas consecuencias no medimos.

…tenemos problemas de salud por comer un alimento que sabemos que nos hace daño.

Perdemos el foco de qué es realmente importante y qué no lo es. A todos nos ha pasado. Tomamos una decisión equivocada y después nos lamentamos por una desgracia que nosotros mismos provocamos.

Todas las decisiones que tomamos diariamente tienen consecuencias. Y las de dejamos de tomar también. Al momento de elegir pensemos en los efectos. Si arriesgamos algo importante es el momento de salvarlo. Si no arriesgamos nada, podremos disfrutar mejor en la conciencia de haber elegido lo correcto.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Formas de facilitar el consumo de vegetales

Tenga vegetales en su casa.
Asegúrese de tener en casa los alimentos que debe consumir. Los vegetales congelados pueden resolver las situaciones en que no se dispone de verduras frescas. Asimismo, evite comprar lo que no desea consumir.

Facilite su consumo.
Tenga algunos lavados, sin piel, trozados, tratados de alguna forma fácil de consumir.

Explore nuevas formas de consumirlos.

Experimente, mezcle, busque recetas nuevas. Las ensaladas no son la única manera de consumir vegetales.

Esconda aquellos menos atractivos.

Un puré de papas puede bajar el sabor de muchos vegetales, como repollos de Bruselas, espinaca o cualquier vegetal que en casa no sea especialmente apetecido. Y de paso le da un giro al tradicional puré, dándole un aspecto atractivo y novedoso.

Juegue con el arco iris.
Tiene varias ventajas. Los diferentes colores representan diferentes grupos de nutrientes, además el plato se verá más atractivo, es una forma de disimular sabores fuertes que solos serían menos atractivos.

Invente pequeñas colaciones.
Puede intentar con varitas de zanahoria, varitas de apio, cubitos de pepino, ramitas de brócoli cocidas en el punto exacto (para que no queden demasiado blandas), tomatitos cherry y trozos de todas las frutas existentes.

Por último, recuerde que aunque inicialmente pueda parecer algo extraño, una vez que se haya convertido en costumbre será fácil de hacer… y tal vez incluso tiente a otros a probar…

martes, 13 de octubre de 2009

Regalemos abrazos

Recuerdo algunos abrazos especiales en mi vida.

Guardo en un lugar especial de mi corazón uno de ellos, intenso, largo, lleno de sentimientos encontrados, una despedida. Con ese abrazo no sólo me despedí de la persona que abrazaba. Ese avión separó dos trozos de mi historia que no han vuelto a encontrar un puente. Pero el recuerdo de ese abrazo me dio fuerzas en otros momentos de mi vida.

Atesoro también un abrazo reciente, dulce, acogedor, lleno de cariño, que me dio un amigo querido, me entibió el alma y me hizo pensar en las muchas cosas que tengo que agradecer, además de su amistad.

Un abrazo puede cambiar una vida. Puede ser cariñoso, protector, dulce, sensual, o como queramos que sea. Lleva la potencia de nuestros sentimientos y nos permite recibir mensajes importantes de afecto y compañía. Puede quedarse en nuestra memoria, sirviendo de apoyo aún mucho tiempo después de haberlo recibido. Un abrazo puede transmitir mucha energía, reconfortar, acercar.

Regalemos abrazos. El mundo será mejor.

lunes, 12 de octubre de 2009

Atrévase

Tenga confianza en usted, en lo que puede conseguir en la vida. Nada puede construirse sobre la base del miedo. Sólo pueden construirse proyectos y relaciones sólidas sobre la base del amor, la perseverancia y la confianza en nuestro poder.

A veces nos paraliza el miedo a no estar a la altura de los acontecimientos, o la posibilidad de ser rechazado en alguna solicitud. Pero ¿Para qué son útiles estos miedos? Sólo para perder autoestima y confianza en nuestras capacidades.

Piénselo bien. Si va por algo que realmente le importa ¿qué es lo peor que puede ocurrir? Que no lo consiga. Pero también puede ocurrir que sí obtenga lo que quiere.

Si decide no jugársela por eso que desea…no tiene mejor opción que quedar en la situación inicial.

¿Con cuál de las dos actitudes tiene mejores posibilidades de ganar algo?

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Se lo presentarías a tu mamá?

Cuando estamos con una nueva pareja las cosas suelen flotar alrededor nuestro y no dimensionamos correctamente lo que ocurre. Al cabo de un tiempo, puede que sintamos lo mismo en una dimensión más real, pero también puede cambiar nuestra percepción, y ya habremos tomado muchas decisiones que pueden afectar nuestro futuro. ¿Habrá alguna de alertar a nuestro cerebro si algo no es completamente sano?

Hace muchos años, un compañero de curso me hizo una pregunta que sólo cobró verdadero significado muchos años después. Yo le contaba de una nueva pareja, pero también le expresaba mis dudas sobre lo adecuado o no que pudiera ser mantener esta relación en el tiempo. Él me miró y me preguntó ¿se lo presentarías a tu mamá?

Cuando uno se enfrenta a esta pregunta, no sólo analiza su principal marco de referencia, la familia. También se pone inconscientemente en la perspectiva de los seres que le aman a uno y le desean lo mejor. Y puede ayudar a contestar la pregunta original ¿es adecuado? Es verdad que muchas veces tenemos conflictos y diferencias de opinión con la familia. Pero el vínculo está ahí por razones más potentes que las que logramos ver.

Esta pregunta nos lleva, sin que lo captemos concientemente, a ponernos en el lugar de personas que, además de amarnos, ven la escena de una forma más objetiva. Tal vez, durante la adolescencia esto sea especialmente resistido e, irónicamente especialmente necesario. Sin embargo, en nuestra vida adulta, también puede ocurrir que la pregunta nos ayude a evaluar esa amistad, esa pareja, esa sociedad, de la forma en que lo harían personas que nos conocen y nos aman. Es verdad que, de adultos, deberíamos tener la capacidad de tomar nuestras propias decisiones. Pero eso no significa, necesariamente, que debamos ignorar lo que otros pueden contribuir a nuestro proceso de decisión.

jueves, 8 de octubre de 2009

Nuestro camino para corregir el peso

Lo primero que debemos comprender es que no hay un camino único. Las razones por las que no tenemos el peso correcto son variadas. Y los caminos de solución deben ser consistentes con el problema de base.

Píldoras para el apetito
Cuando la persona tiene un apetito desmedido, come mucho de todo, sin discriminación ninguna, pueden ser útiles, pero sólo durante el proceso de cambio de hábitos. Sin embargo, estos casos son los menos frecuentes, por lo general el problema está en otro lado.

Píldoras para bajar de peso
No existen píldoras cuyo efecto principal sea bajar de peso. De hecho, se han usado medicamentos que producen pérdida de agua o laxantes y que reducen el número de kilos en la pesa, pero a costa de deshidratar a la persona o de vaciar el intestino completamente en un día, en circunstancias de que eso debería ocurrir en varios días.
Sin embargo, hay algunos medicamentos que usados correctamente pueden producir baja de peso como una consecuencia de la corrección de un defecto metabólico de base. El tratamiento de la resistencia a la insulina y el tratamiento del hipotiroidismo pueden inducir, en ocasiones, una reducción del peso corporal. Pero sólo puede ocurrir cuando se está corrigiendo el defecto mencionado y no al usar estos medicamentos en personas sanas.

Disciplina

Ésta es, probablemente, la mejor herramienta. Muchas personas suben de peso porque seleccionan mal sus alimentos y/o hacen ayunos largos. Sucede con mucha frecuencia que la persona consume sólo algunos de los nutrientes que necesita el organismo, por lo que sienten hambre permanentemente. El organismo solicita los alimentos que le faltan, y mientras no reciba los nutrientes adecuados no cesará el hambre. Aunque se usen medicamentos para frenar el apetito, no se alcanzará el éxito si no se le ofrece al organismo las sustancias que requiere. El cambio de hábitos, así, es cardinal. Por otro lado, los ayunos largos echan a andar mecanismos de ahorro de energía que facilitan subir de peso. Corregir estos elementos solucionará la mayor parte de los casos de sobrepeso.

Ejercicio

El ejercicio no es, meramente, una manera de aumentar el gasto energético, aunque sí puede hacerlo. El ejercicio armoniza el metabolismo de las grasas y de los azúcares, lo que también ayuda a corregir el peso. Y ayuda con la parte estética, que suele ser una de las motivaciones para bajar de peso.

Por último, independiente de cuál sea el (o los) método(s) seleccionado(s), no debemos usar la pesa como diosa. Deseamos perder depósitos de grasa, no músculo. Puede ocurrir que subamos de peso el primer tiempo si estamos reemplazando grasa por músculo; porque el músculo, que está aumentando, pesa más que la grasa que está disminuyendo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

¿vale la pena amar así?

No todos tienen la suerte de tener cerca a todas las personas que aman. Algunos aman intensamente a personas que están lejos o que no los incluyen en sus vidas. ¿Vale la pena amar así?

Respecto a la distancia física he escuchado muchas opiniones encontradas al respecto. Algunas personas dicen que algunos vínculos nunca se destruyen, haya distancia o no. Otros dicen que la distancia destruye todos los vínculos de a poco. Puede que todos tengan algo de razón. Cuando hay distancia, hay lealtades que son menos evidentes, hay menos conciencia de las necesidades reales del otro. Pero, por otro lado, cuando amamos, el poder de esta fuerza no reconoce distancias y es capaz de llegar al otro lado del planeta para decirle al oído al ser amado: “Ten fuerzas, hoy va a ser un buen día”

Respecto a la distancia emocional tal vez haya más consenso en el sentido de que no vale la pena amar así. Algunos dicen que sólo si hay amor en ambas direcciones vale la pena llamarlo amor. Sin embargo, me parece importante distinguir entre amar y “querer tener”. El amor es una fuerza creativa que potencia todos los aspectos positivos de la vida. Es el anhelo puro y desinteresado de que el otro esté bien. “Querer tener” es un simple deseo, más humano, más egoísta, más pedestre, si se quiere. Y puede ser legítimo en aquellas ocasiones donde este amor es correspondido. En este contexto, amar se justifica siempre, porque las buenas voluntades mejoran el planeta. “Querer tener”, en cambio, puede ser que no aporte bienestar a ninguna de las partes.

El amor puede ser derramado al mundo sin necesidad de esperar que regrese algo a cambio. Y todos podemos hacerlo. Hacia seres que son parte importante de nuestros sueños o hacia el resto de los humanos, sin nombre, sin rostro, por el sólo deseo de mejorar nuestra humanidad. Todo lo que brote de nuestras conciencias volverá a nosotros de alguna forma. Elijamos que eso sea amor, armonía, esperanza. Pensemos positivo para crear un mundo mejor, amemos lo que somos, lo que tenemos, esa unidad universal en la que participamos todos, siempre vale la pena.

domingo, 4 de octubre de 2009

Conversemos

Cuando existe amor todo puede mejorar. Nuestras vidas, nuestros sueños, nuestro placer, nuestra confianza, nuestro desempeño. Pero ese amor no es una capa que cae desde el cielo sobre nuestros hombros para lucirla como artículo de moda o símbolo de poder. Es una puerta que el universo nos abre a un proceso creativo que debemos defender y cuidar. Los malos entendidos, las malas interpretaciones pueden arreglarse si se conversa adecuadamente, sin exigencias, sin drama innecesario y a tiempo. El amor es un vínculo que fluye en ambas direcciones y se quiebra si no hay balance. Cuando una de las dos personas no quiere ceder, o quiere controlar, no se puede construir el necesario diálogo. Es un trabajo de a dos. Sea que estemos hablando de relación padre-hijo, amiga-amiga, marido-mujer o la que sea, hay dos partes responsables que deben dar lo mismo que esperan. Con un respeto infinito por lo que el otro desea, sueña, espera o necesita. Cuando hay amor esto fluye fácil. Ninguno de los dos espera controlar o manipular al otro, ninguno de los dos espera imponer, al otro, ambiciones que son propias; ambos entienden que la otra persona es un individuo independiente, con experiencias distintas e interpretaciones diferentes de la vida y sus eventos.

¿Pareciera que nuestra relación no está fluyendo así? Conversemos. Tal vez sólo sea una mala interpretación. O tal vez, por respeto al otro, habrá que abrir caminos diferentes porque ninguno debe subordinarse al otro por un capricho. La única manera de descubrir estas sutilezas es conversar. Primero con nuestros propios corazones, para averiguar qué necesitamos, qué anhelamos, qué podemos dejar ir, en qué podemos ceder. Y después con el amigo, la pareja, la hija. Pero conversemos, mientras está la posibilidad. Porque a veces, por más que queramos recuperar la cercanía perdida, la oportunidad se ha ido y la otra persona ya no desea escuchar. Y tal vez hayamos perdido amor, la única pérdida verdadera que podemos tener en la vida.

martes, 22 de septiembre de 2009

Ya… ¿y ahora qué hago con este cuerpo?

En primer lugar… Acéptese... Todos tenemos características positivas que podemos apreciar en nosotros mismos. No se trata de parecer mejor que los otros o de hacer ver a los demás como “peores”. Se trata, simplemente, de valorar ese lugar en el universo que nos corresponde. Todos traemos talentos y limitaciones que tienen que ver con la misión que debemos cumplir y eso nos hace únicos e irremplazables.

Manténgase alerta para mejorar. Cuidado con sobrevalorar las apariencias, hablo de mejorar en un sentido más profundo, no de correr tras el cirujano plástico.

Hágase cargo de su felicidad, la responsabilidad sobre su destino le dará la satisfacción de saber que su éxito es suyo, producto de su esfuerzo.

Busque Soluciones. No se queje, no culpe, no critique, no desprecie la vida que le tocó vivir, simplemente busque soluciones.

Confíe. …Busque amigos, hable de sus sentimientos, escuche, pida ayuda.
A veces es difícil confiar, cuando nos han traicionado, cuando arrastramos dolores que no se han enfriado. Pero debemos hacer el esfuerzo, quien no confía, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relación.

Nunca pierda el buen humor. Puede ser un puente poderoso hacia quienes queremos, puede alivianarnos el camino o simplemente… hacernos sonreír.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Somos dueños de nuestro cuerpo

Lo que hagamos de nuestro cuerpo es el resultado de las decisiones que tomamos a diario.

Somos dueños de elegir a quien acariciar, con quien hacer el amor, a quien evitar. También lo somos de elegir subir por el ascensor o por la escala, de salir a caminar o quedarnos aferrados al control remoto. No podemos culpar a otros si alguna de estas decisiones no fue acertada… aunque podemos corregirla en oportunidades futuras.
Está en nuestras manos desarrollar un cuerpo con el que podamos sentirnos cómodos. Cuidemos nuestro organismo, porque hace posible que cumplamos nuestra misión, que disfrutemos del placer… es la herramienta para hacer nuestro camino y llegar a descubrir la felicidad.

Alimentarse bien es el primer paso. Seleccionar alimentos saludables y dejar pasar aquellos que nos hacen daño. No hablo de adelgazar, engordar o modificar centímetros, sino de no darle menos trabajo a nuestro organismo, de cuidar nuestro nivel de energía.

El descanso nos permite recuperar las energías gastadas durante el día. Duerma bien, no importa que haya tenido un día laboral o de esparcimiento. El número de horas de sueño necesarias varía de persona en persona, pero cada cual sabe, más o menos, cuánto requiere dormir cada noche para estar bien.

Observe su postura. A unos nos cuesta más que a otros mantenerla en forma correcta, pero la ayuda de nuestros seres queridos nos puede permitir hacer la costumbre. Esto desgastará menos nuestro sistema músculo-esquelético.

Sea el maestro de sus gestos. Los gestos, como nuestra postura, van modelando nuestra relación con el entorno. Sonría. Es imposible mantener la amargura mucho rato si comenzamos a sonreír. Y nuestro día va a mejorar aún más cuando nos sonrían de vuelta.

El lenguaje parece más sutil, pero seleccionar las expresiones que usaremos nos conducirá por el camino que deseamos (o por aquel que no queremos, si no ponemos esmero es nuestra elección)

Independientemente de las habilidades físicas con que hayamos nacido, siempre habrá alguna forma de hacer ejercicio. Con seguridad habrá alguna actividad agradable que podemos practicar, pasear con el perro, salir en bicicleta con el hijo o la hija, caminar con la pareja, inscribirse en el gimnasio con algún amigo, jugar al tenis con alguien de la oficina…

Revisemos los hábitos que podemos cambiar para tratarnos mejor. Tal vez podamos usar la escalera en vez del ascensor, llevar menos trabajo a casa, beber menos, caminar parte del camino al trabajo, dejar de fumar, administrar mejor nuestro tiempo, jugar más.

Por último, y tal vez lo más importante, debemos velar porque nuestro cuerpo haga lo que nuestro espíritu desea y no se deje llevar por los estímulos equivocados. Ni esos instintos que a veces parecen dominarnos, ni esas personas que intentan inducir conductas que les benefician a ellos…Nosotros somos los dueños de nuestro cuerpo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿Por qué comemos?

Cuando comemos, en realidad atraemos a nuestro organismo mucho más que comida.
Recibimos placer, compañía, información.

Y buscamos la comida por estas razones. El placer de comer chocolate es clásico, pero muchos alimentos son una fuente de placer importante, que puede tomar un lugar exagerado en nuestras vidas si no tenemos grandes alternativas. El organismo lee sabores dulces, texturas suaves, texturas crujientes. Cada uno de estos elementos puede satisfacer diferentes necesidades.

Hay otras razones más elaboradas para buscar alimentos también.

Puede ser una forma de autosabotaje importante. Si comemos en exceso, seremos obesos y estaremos impedidos de realizar muchas tareas que, tal vez, nos dan susto…o rabia.

Para hacer más compleja la cosa, dejar de comer también tiene razones que van más allá de tener o no hambre.

Muchas personas se han perdido el proceso de aprendizaje de sabores o tienen una personalidad muy rígida que los previene de experimentar con diferentes sabores y texturas. Estas personas también tendrán una dificultad para capturar el placer y la alegría en otras áreas de la vida.

Dejar de alimentarse o alimentarse en un nivel subnormal puede esconder trastornos de la autoimagen o deseos de “desaparecer” de la esfera social. ¿Problemas de autoestima? ¿Incapacidad de incorporarnos a la red social tal como está construida?

Comer muy poco o sólo algunos alimentos puede ser también una forma de autosabotaje, al frenar la posibilidad de disfrutar de elementos placenteros o al construir un organismo en desventaja de salud respecto al resto. Podremos así evitar tareas intimidantes o que nos producen rabia. Será una forma de desprendernos de responsabilidad respecto a nuestros actos.

Si usted no tiene un peso en el rango normal, si está más arriba o más abajo, si es “el gordito” o “la flaca” deténgase un momento a pensar si pudiera estar en alguna de las situaciones mencionadas. Lo bueno de hacer esta reflexión, es que podemos descubrir algo que se puede trabajar para llegar a tener una mejor calidad de vida.

miércoles, 26 de agosto de 2009

¿Por qué sentimos hambre?

El organismo necesita recibir muchas sustancias para poder mantener el equilibrio, reparando lo que se daña, reemplazando lo que se destruye. Estas sustancias están repartidas por la naturaleza. Ningún alimento contiene todos los nutrientes que debemos recibir. Debemos mezclar diferentes fuentes de nutrientes para poder completar los requerimientos diarios.

Nuestro cuerpo es capaz de leer qué ingresa y qué falta. Como el hambre es una señal que envía el cerebro para que busquemos alimento, la enviará mientras nos falte alguno de los nutrientes, aunque hayamos consumido muchas calorías. Porque no es la cantidad de calorías lo que quita el hambre. Sólo si le damos al organismo lo que necesita dejará de enviar estos mensajes.

Por otro lado, por la disponibilidad de alimentos en el mundo moderno, nos hemos acostumbrado a comer en ciertos horarios o circunstancias no directamente relacionadas con el hambre. Eso hace que ya no seamos expertos en descifrar qué es hambre. Y muchas veces confundimos con hambre otras sensaciones. La sed es una de ellas. Una persona que consume poco agua tendrá, seguramente, sed a lo largo del día, lo que puede calmarse, al menos parcialmente, con algunos alimentos que contienen agua, pero regresará para hacernos ingerir más agua. Si interpretamos mal esta sensación, podremos comer muchas calorías sin sentido alguno. Hay sensaciones menos asociadas a elementos físicos; como urgencias, vacío emocional, compulsiones o atracones que también deben identificarse, porque se solucionan de formas muy diferentes al hambre.

La próxima vez que sienta hambre pregúntese si su alimentación ha sido variada, considere la posibilidad de que esté faltando alguna vitamina, hidratos de carbono, alguna sal mineral, etc. En tal caso recurra a tipos de alimentos que no ha consumido últimamente. La idea correcta es alimentarse para que el organismo pueda cumplir con todas sus funciones, no sólo sumar calorías o cualquier otro atributo aislado de la comida.

domingo, 9 de agosto de 2009

Somos dueños de nuestros pensamientos

Nadie puede intervenir pensamientos ajenos, cada persona crea lo que quiere. Si pensamos depresivamente habrá tristeza. Si pensamos con esperanza y amor habrá una luz infinita en nuestro camino. Los pensamientos son tan propios y privados que nadie, por más daño que quiera hacernos, puede imponernos.

Si creamos los pensamientos propios, podemos también decidir, conscientemente, abandonar pensamientos de miedo, de rabia, de dolor. Y reemplazarlos por alegría, tranquilidad y gratitud.

¿Lo había pensado? Sólo usted define lo que piensa. Sea que elija ver la sonrisa o el gesto duro. Sólo usted.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Busquemos las sonrisas

Hace unos días estuve de compras en el supermercado donde habitualmente compro. Cuando pesé unas bolsas de fruta, la persona que me etiquetó los productos me devolvió una sonrisa ancha que iluminó el sector completo. Yo andaba algo triste, algo nostálgica. Y cuando vi esta luz, que me regalaba una persona que no sabía ni quién era yo, pensé que el mundo es una fuente inagotable de belleza, bondad, alegría y generosidad. Entonces desapareció mi nostalgia.

A veces caminamos por la vida tan concentrados en grandes problemas que nos perdemos esas sonrisas gratuitas y maravillosas. Ojalá podamos ir todos más despacio, para alcanzar a cruzar la mirada con la gente buena que ilumina los días. Ojalá podamos sonreír más, para iluminar la vida de otros y recibir de vuelta la mágica luz de una sonrisa.

viernes, 31 de julio de 2009

La enfermedad… esa amiga

A nadie le gusta conscientemente estar enfermo. Pero a nivel inconsciente ocurre a veces que la enfermedad puede resultar útil para algunos propósitos.

Esto puede ocurrir por más de una razón.

La necesidad de conservar la enfermedad nos permite encauzar una herida más profunda o dolorosa que no nos sentimos capaces de manejar. Mantenernos en el ambiente concreto de una enfermedad con diagnóstico específico que nos lleva a la consulta del médico, a la farmacia (acciones absolutamente delimitadas) nos puede permitir aterrizar temores que no somos capaces de manejar o incluso definir. Pero si no nos enfrentamos al hecho de que en realidad no queremos mejorar… no podremos hallar el camino para expulsar ese otro dolor más profundo que nos hace encerrarnos en una situación poco sana.

La presencia de la enfermedad nos permite tener asistencia, compañía, excusa para evitar algunas tareas, ayuda con algunos quehaceres, reemplazo en algunas obligaciones que no queremos o que sentimos que no seremos capaces de asumir. Es una salvadora de la que, eso sí, no estamos siempre claramente conscientes.

¿Cómo puedo sospechar si es mi caso?

En general, la alerta deberá levantarse especialmente con enfermedades de larga evolución que otras personas solucionan, en general, con tratamientos más cortos que el nuestro.

Cuando rechazamos, más de una vez, procedimientos quirúrgicos, hospitalizaciones, nuevas terapias, que nuestro médico tratante nos explica que podría tener éxito, o bien los interrumpimos antes de que se cumpla el plazo recomendado.

Las reacciones adversas a medicamentos son mensajes de rechazo que el cuerpo envía cuando la persona no quiere medicarse. Cuando nos ocurre repetidamente que no toleramos medicamentos para una enfermedad en particular debemos hacer consciente nuestro deseo de no mejorar.

¿Qué hago si es mi caso?

Buscar dentro de mi espíritu esos temas no resueltos o no enfrentados. Acercarme a lo que desea mi corazón y desprenderme un poco de lo que se supone que debo hacer. Establecer mis propias prioridades, cuidando de no dañar gratuitamente a quienes me quieren. Recordar que a veces un dolor producido por una revelación honesta nos puede prevenir de otros, mucho más grandes, producidos por una situación de eternos engaños o recriminaciones (hacia otros o hacia nosotros mismos)

jueves, 30 de julio de 2009

La verdad, deseada y temida

La verdad trae, muchas veces, dolor. Ese dolor puede ser devastador o abrir puertas hacia dimensiones nuevas en nuestra vida. ¿Qué será lo que hace la diferencia entre ambas situaciones? Hay dolores que clavan su filo en lo más esencial de nuestra alma y eso puede destruirnos. Hay otros dolores que sólo retiran un poco de piel para dejar a la vista elementos más primordiales de nuestra existencia y esa limpieza nos permite caminar con más seguridad.

La verdad, a veces, deja caer en su lugar algunas piezas que antes flotaban sin conexión aparente. Y los eventos empiezan a tomar sentido.

La verdad puede abrir muchos caminos diferentes. No siempre nos pone por delante la vía más fácil. Pero funcionar con la verdad siempre ayuda a mantener la confianza, en quienes tenemos cerca, en quienes amamos, en quienes dicen amarnos, en quienes queremos amar. Y esa confianza nos da fuerzas para enfrentar la ruta que iniciamos.

No sabemos qué nos traerá la verdad, es cierto, pero por más dura que sea la prueba tendremos la posibilidad de enfrentarla… y tener éxito. Sin la verdad… las tinieblas no permitirán que veamos las opciones verdaderas, no podremos elegir, y la angustia ocupará el lugar de la satisfacción.

La verdad es un riesgo, pero vale la pena, porque lo que viene después resolverá dudas, suavizará ansiedades, sembrará futuro.

sábado, 25 de julio de 2009

El amor es una fuerza creadora

El amor es un sueño que se viste con muchos trajes diferentes. Lo imaginamos de mil maneras y construimos nuestros propios esquemas. Creemos que el amor debe satisfacer muchas de nuestras carencias, que llenará espacios que no hemos podido llenar nosotros mismos, que traerá la felicidad que no hemos sabido vislumbrar caminando solos.

Pero el amor no traerá ninguno de estas cosas como si fueran obsequios que llegan desde lejos hasta nuestra puerta. Sólo hará germinar lo que ya anida en nuestro espíritu.

Reconoceremos el amor cuando notemos que sale a la superficie la excelencia que hay en nosotros. Cuando una fuerza invisible nos ayude a buscar un resultado superior, cuando queramos actuar lo más correctamente posible para honrar a quien amamos. Advertiremos el amor a nuestro lado cuando el tiempo pierda su significado. Cuando empecemos a desempolvar esos sueños que harán mejor el universo y nuestra vida; esos mismos sueños que se habían apretado en un rincón para dejarnos vivir la rutina.

El amor no es una obsesión ni el trofeo en una competencia, es una fuerza creadora y permanece más allá de la presencia de quienes la generaron. Si queremos saber si es amor… preguntémonos si nos hace bien, si nos llena de paz. Y si se trata de nuestra pareja, contestémonos con la mayor honestidad; a su lado, además de este ímpetu generador ¿sentimos la sensación de haber recalado en un puerto seguro?

Para poder recibir toda la potencia del amor en nuestras vidas, debemos prepararnos, aprender a ver la felicidad que está en nuestro pecho, usar espacios en nuestra vida para encontrar calma o ver oportunidades de crecer. Debemos cultivar la capacidad de disfrutar sin parafernalia, con películas antiguas de la televisión o un simple café. Y cuando estemos preparados… el amor llegará.

jueves, 23 de julio de 2009

El valor de un amigo

Después de conversar con un par de amigas me quedé pensando en lo afortunada que soy al tener los amigos que tengo. Porque están ahí cuando los necesito. Porque me dan su cariño. Porque crecemos juntos.

No siempre busco algo trascendente en la amistad. A veces es sólo estar cerca. Puede ser, entonces, que busque al que esté más cerca para que entibie mi mano. O puede ser que añore la presencia de alguien en especial. A veces es algo más complejo. Y buscaré al amigo que mejor sepa ayudarme a descubrir la solución. A veces será un recuerdo que vuelve a la memoria, de momentos agradables que quiera traer de nuevo.

Cada amigo se cruza en nuestro camino por alguna razón que le es propia. A veces nos ponen por delante lecciones que debemos aprender, a veces es el apoyo que necesitamos para enfrentar algún desafío, a veces es sólo amor que se manifiesta en la forma más pura.

El valor de cada amigo hay que descubrirlo en el camino de esa amistad. Es parte del juego. Y ese descubrimiento puede abrir las puertas de un gran crecimiento interior o hacer crecer el amor que ya existe. De cualquier forma, entender cada vínculo está lleno de sorpresas que vale la pena vivir.

lunes, 13 de julio de 2009

Ir cerrando puertas

El estrés le sirve al organismo para reaccionar frente a una emergencia, luchando o arrancando.
Pero altos niveles de estrés en forma permanente pueden comprometer nuestra calidad de vida. Algo así como “Bueno el cilantro, pero no tanto”.
Para que nuestra vida sea agradable la tensión debe mantenerse dentro de ciertos límites.

Todos los seres humanos somos diferentes y nos preocupamos por cosas diferentes, pero hay algo que puede ayudarnos a todos.

Cuando mantenemos situaciones pendientes, no resueltas, estamos provocándonos nerviosismo. ¿Cómo podría evitarse? Terminando procesos. Completando esas tareas que tenemos a medias o soñamos desde hace tiempo. Eliminando de la agenda esos temas a los que no hemos dedicamos energía porque, en el fondo, no queremos darles espacio. Perdonando a los que todavía nos producen rencor. Iniciando de una vez ese tan anhelado proyecto. Llamando por teléfono a ese pariente que hace mucho queremos contactar porque le debemos una explicación. Cerrando puertas.

Cuando no cerramos la puerta a los dolores antiguos, estamos llevando ese dolor a otras personas que no lo merecen. Todos hemos tenido pérdidas grandes. La diferencia entre los que tienen buena calidad de vida y los que no está en cómo se usa el dolor. Si usamos el dolor para aprender una lección y seguimos caminando,,, viviremos bien. Si nos quedamos atados al dolor seremos ciegos a las cosas hermosas que hay a nuestro alrededor.

Es importante descubrir qué cosas nos alteran más y tratar de solucionarlas de alguna manera, pero podemos partir, más modestamente, eliminando lo superfluo, retomando lo importante, cerrando puertas inútiles, abriendo ventanas hacia un futuro mejor.

sábado, 4 de julio de 2009

¿Vale la pena el esfuerzo?

Hace unos días me tocó escuchar una conversación entre dos jóvenes. Ella se refería a otra niña, no presente allí, como irresponsable, caprichosa y coqueta (usó, en realidad, un término más fuerte). Es probable que la chica aludida no haya sido tan irresponsable o caprichosa como intentaban hacerla parecer, sino más bien, una evidente amenaza; pero no va por ahí mi comentario.

Me quedé pensando en la energía desplegada en ese esfuerzo. La argumentación tenía dos posibles destinos:

El joven podía seguir su camino, sin darse por aludido respecto a los comentarios. En este caso, el brío de la comentarista sería, claramente, perdido.

La otra posibilidad es que la chica, finalmente, le convenciera de ser mejor que la irresponsable. Pero… entonces ella sería mejor que alguien poco valioso (según sus propios planteamientos) …¿no es más gratificante ser elegido si las alternativas son también buenas?

Me quedé pensando después de que se alejaron. Se elige a cada momento hacia dónde dirigir la voluntad. Cada opción puede aportar al universo o quitarle algo a otros. Para cada resolución hay que intentar mirar hacia la jugada siguiente… ¿adónde lleva nuestra determinación?

No hay forma de que estos esfuerzos destructores den un resultado positivo… Es mejor invertir la energía en construir. Para todos alcanza el amor en este mundo. Y el amor es, básicamente, una fuerza creadora. Siempre.

martes, 30 de junio de 2009

Agradecer en vez de odiar

Todas las relaciones con las que nos enfrentamos en la vida tienen algún propósito que debemos entender y honrar.

Incluso aquellas relaciones que nos han hecho sufrir, amigos, maridos, mujeres, profesores. Pueden ser, sin que lo advirtamos, ángeles que nos han puesto en alguna situación que debemos resolver o que nos han impuesto alguna dificultad para que nos diéramos cuenta de algo importante.

Antes de odiar a esas personas que nos inflingieron algún daño… pensemos.

¿Será que esa experiencia era necesaria para llegar a ser quienes somos ahora? Tal vez debíamos templar nuestra alma para adquirir la fuerza que ahora nos permite enfrentar desafíos importantes.

¿Será que debíamos enfrentarnos a una situación para aprender una lección? Tal vez era importante vivir nuevamente alguna situación que no habíamos manejado bien antes…

Esa persona que nos hizo sentir tanta rabia… tal vez sólo ayudaba a nuestra alma a crecer. Entonces… ¿no será mejor agradecer en vez de odiar?

martes, 23 de junio de 2009

Para vivir mejor

Para vivir mejor cada ser humano debe descubrir su fórmula. En este proceso probablemente nadie podrá reemplazarlo. Cada uno deberá tener una conversación privada consigo mismo para descubrir sus prioridades, sus valores intransables, lo que puede dejar ir. Porque para disfrutar todo lo que la vida puede darnos no sólo es necesario estar sano desde un punto de vista fisiológico o físico. También hay que aprender a ser feliz.

A continuación 7 recomendaciones generales que pueden ayudar a encontrar el camino personal:

1. Búsqueda espiritual. Esta búsqueda parte por nuestro propio yo y sigue con la búsqueda de la trascendencia.

2. Profundizar algunas relaciones personales, incluyendo la relación primaria. El cable a tierra más potente de los seres humanos siempre es una relación personal.

3. Buscar y respetar lo que aquellos con más experiencia, tienen que enseñar. En una era donde cada vez hay más personas con muchos años de estudios formales a veces menospreciamos lo que la experiencia bien adquirida puede enseñarnos. Con el filtro de nuestro buen criterio, debemos revisar las experiencias de los mayores y de aquellos que, sin ser mayores, sin ser más poderosos, sin ser más ricos... igual pueden darnos grandes lecciones, porque vivieron algo que nosotros no.

4. Darse tiempo para salir a la naturaleza y cuidarla. La obra de Dios es evidente en cada detalle de la naturaleza, el perfil de la nuestra cordillera, el sonido del agua que corre, la multitud de colores; y todo está ahí gratis, para nosotros. Y debería estar ahí para nuestros nietos.

5. Explorar el interior por las habilidades no explotadas, mirar la infancia. Debemos estar alertas a las señales del universo, mirar con los ojos ávidos de novedad de un niño. Hay muchas cosas que no hemos intentado, pero podemos hacer bien y tal vez nos den sensación de plenitud. Muchos sueños que con la ayuda de los que nos quieren podrían ser una realidad espectacular. (¡Nunca es tarde!)

6. Dar. Dar hasta que duela. Dar no sólo lo que tenemos, sino lo que somos. Sonreir, acompañar, escuchar son formas superiores de dar.

7. Evitar la “comida chatarra” para el alma. Rodearse de buena música. Masaru Emoto demostró que con pensamientos positivos y buena música se forman cristales de agua hermosos y con pensamientos negativos y algunos tipos de música se forman estructuras aberrantes. Acercarse a personas positivas, usar lenguaje positivo (base de la Programación Neurolingúistica). Crear ambientes armónicos, sin exceso de adornos ni cosas inútiles.

Buena suerte en este viaje.

sábado, 20 de junio de 2009

Todo dolor tiene un sentido

Hay ángeles que se cruzan en nuestras vidas para presentarnos un dolor que debemos vivir para aprender algo en nuestro crecimiento.

Esos dolores darán un fruto de amor que no siempre se comprende a la primera lectura. A veces hay que volver una y otra vez al mismo dolor florecido en el alma para llegar a entender por qué se cruzó en nuestro camino. Pero el proceso de evolución del espíritu bien vale la pena.

Ningún dolor debe quedar sin sentido. Debemos honrar a los que nos han ayudado a encontrarnos con este sufrimiento, buscando la razón de por qué debemos vivir esta experiencia.

Siempre que sentimos una pérdida hay dolor. Pero esa ausencia nos permite emprender alguna tarea que no podríamos lograr si la situación no hubiera cambiado. A veces. por el dolor, se estrechan lazos de amor que antes no valorábamos en su justo alcance, desarrollamos una fuerza que nos permite vivir más fácilmente después, aprendemos a conocernos mejor y a reconocer las señales de felicidad, o asimilamos las fuentes diarias de alegría y paz.

Como sea que nos haga crecer el dolor, debemos descubrir el regalo de amor que viene oculto en él.

martes, 16 de junio de 2009

Ese difícil perdón

En nuestras relaciones interpersonales, muchas veces ocurren hechos que nos hacen sufrir o dañan a otros. Esas situaciones, a veces, toman lugar en nuestras vidas y se arrastran por nuestros días sin dejarnos libres. Y son un lastre que nos dificulta amarnos, o ver la belleza en el amanecer, en las hojas del otoño, en las sonrisas ajenas, en los pequeños gestos de generosidad que otros seres humanos regalan.

Para alivianar esa carga que a veces dobla nuestras espaldas hay un secreto, fácil y difícil a la vez. El perdón.

Cuando conseguimos perdonar, cuando logramos recordar sin dolor, nuestro cuerpo es más liviano de llevar, nuestra felicidad es más fácil de alimentar. Para eso a veces basta entender que el otro vivía sus propios dolores cuando nos dañó. En otras circunstancias tendremos que aceptar que la opción de esa persona que nos hizo sufrir fue una decisión cuya responsabilidad le corresponde al otro y que nosotros no podemos controlar.

Cada dolor es distinto y tendremos que preguntarnos muchas veces por qué nos duele tanto la ofensa. Con sorpresa, algunas veces descubriremos que la magnitud del dolor no corresponde a la ofensa, sino a otros fantasmas que cargamos desde antes.

Para perdonar es necesario, eso sí, buscar intencionadamente la forma de hacerlo. Puede decirse que es nuestra responsabilidad de alguna manera.

Lo magnífico de esto es lo liberador que es el perdón. Una vez que hemos perdonado nos libramos de un peso. Sea que perdonemos a otro o a nosotros mismos. Porque muchas veces tenemos que ejercer este cometido con nuestros propias caídas. Debemos aprender de nuestros errores, no castigarnos eternamente por ellos.

No importa quién haya cometido la falta, absolverle de culpa nos liberará y nos permitirá ser más felices… vivir mejor.

sábado, 13 de junio de 2009

¿Soñar? ¿Planear?

Hace poco leía un artículo que diferenciaba a los sueños de las metas. Definía a los primeros como ideas sin sentido ni dirección y a las últimas como la pulcra hermana que sí tiene sentido y claridad absoluta del fin. Comparto con el autor la idea de que las metas son deseables y permiten diseñar rutas. Sé que ordenan la vida y ayudan a establecer prioridades. Pero los sueños… esos momentos de arrobo absoluto frente al paño sin cortar del infinito todo… ¿no son la semilla de la meta que germinará en el útero de la consciencia? Yo quisiera, más bien, pensar que ese ideal nos llevó al camino que debemos andar. Como lo dijo George Bernard Shaw antes que yo… “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él”. Y allí entran las racionales metas que permiten establecer un plan.

Vuelvo al arrobo ilimitado de la ilusión. Fantasear suele ser un gran solaz para el alma. Pero debemos tener cuidado de no soñar como el gato de callejón que se lame las heridas pensando en ir tras aquel que lo dejó cojeando. Debemos ir tras grandes visiones. Nuestras quimeras pueden dar origen a grandes revoluciones. Gustave Flaubert nos advirtió: “Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos”

Y por sobre todo, debemos estar conscientes del gran poder de nuestros anhelos. Ya lo decían nuestros abuelos… “Cuida tus sueños, porque pueden realizarse”

jueves, 11 de junio de 2009

El marketing aplicado a la salud

No, no voy a hablar de publicidad. Ni es una clase teórica sobre cómo se comporta el mercado de los servicios de salud. Sólo quiero dar algunas ideas prácticas para mejorar nuestra salud usando los principios básicos del marketing

Precio

Cada temporada tiene sus frutas y verduras características. Y sabemos por experiencia que cuando una verdura o verdura está en su estación es más barata. Esta es la época de comprarla. Y guardar reservas para los meses siguientes: congelando, haciendo conservas, mermeladas.
Las carnes y sus derivados son los productos más caros de una lista de comestibles. Si reemplazamos la mitad de ellos por las porciones equivalentes de leguminosas. Porotos, lentejas, garbanzos, arvejas (habas, frejoles o frijoles, habichuelas, gandules o guandules, etc.) habremos mejorado nuestra dieta y nuestro presupuesto será más eficiente

Plaza

Este concepto se refiere a la facilidad de acceso al producto. Si en casa tenemos un refrigerador con zanahorias peladas, trozos de apio, fruta lavada, yogurt y preparaciones saludables fáciles de acceder será más fácil preferirlas. Si no compramos los alimentos que tengamos prohibidos estaremos introduciendo una dificultad para llegar a comerlos que nos puede ayudar con la dieta.

Producto

Cuando el producto es atractivo dan más ganas de consumirlo. En vez de tener en el refrigerador lechugas enteras llenas de tierra, tengamos ensaladas preparadas de lechuga con nueces, o con manzana. En vez de tener fruta o verduras enteras que luzcan poco atractiva mantengamos una cierta cantidad ya preparada según el gusto de los comensales. Pueden ser tartas de fruta, queque de zapallo o de zanahoria, fruta picada, compota, jalea con trozos de fruta, etc.

Promoción

Por último, la promoción puede ayudarnos a reforzar las buenas conductas en casa. Promovamos las ideas recién descritas, practiquémoslas, invitemos a nuestra familia a disfrutar de estas ideas. Contemos a nuestros amigos y colegas que estamos tratando de querernos más y alimentarnos mejor. Pidamos su ayuda para que no nos insistan en lo que no queremos.

Para otras soluciones prácticas que le permitan mejorar su salud visite:
www.estilosaludable.org

viernes, 5 de junio de 2009

Sabor a cielo

Los alimentos tienen sabor, textura, aromas. Y a través de estas características nos pueden llevar a cielos indescriptibles. El placer de ese bocado favorito puede detener la lágrima. La sensualidad de algunas frutas puede abrir caminos hacia experiencias de placer sin barreras. ¿Cuántas veces agradecemos este regalo de la naturaleza como corresponde a su valor?

Hace muchos años, una escena de una película japonesa me cautivó por lo simple y grande al mismo tiempo. Una pareja de amantes compraba con algunas monedas, que habían sido muy difíciles de conseguir, un par de pasteles que no eran más grandes que una nuez. Luego, estos campesinos japoneses, acostumbrados a una vida extremadamente dura, comían estos pasteles en un éxtasis envidiable. Además de entender con este suceso que la capacidad de sentir goce no está en el exterior, me quedó en el alma una lección que agradezco hasta el día de hoy. Los sabores nos ayudan a construir momentos, recuerdos, ensoñaciones… y se queda ahí con nosotros un tiempo largo aunque lo que hayamos comido no sea una gran cantidad. De hecho, el recuerdo del sabor es el mismo después de un trozo o de cinco. Y puede volver una y otra vez a nuestra memoria para elaborar nuevas sensaciones o vivencias.

El sabor es una invitación al deleite, al erotismo, al agrado, a buscar los buenos recuerdos. Es un regalo de la naturaleza para que todos nuestros días puedan ser especiales.

Si quiere hacerse un regalo de sabor visite: http://produccionespaprika.blogspot.com

miércoles, 3 de junio de 2009

Hoy construimos el mañana de todos

Hoy es el futuro de nuestro ayer. Y será el pasado de nuestro mañana. Lo que nos ocurre hoy es una consecuencia directa o indirecta de lo que hicimos antes. Y la próxima semana o el año próximo viviremos las consecuencias de lo que estamos construyendo actualmente. Nada de lo que hacemos se pierde en el universo. Todo genera nuevos caminos. Y lo que dejamos de hacer también abre o cierra puertas. No sólo para nosotros, sino para toda la humanidad. Tenemos responsabilidad sobre lo que nos ocurre a nosotros mismos y a los demás.
Cuando comprendemos esto miramos nuestras decisiones con otros ojos. Cada cosa que hacemos es importante. Nosotros somos importantes.

domingo, 17 de mayo de 2009

De algo hay que morirse...

Cuando los profesionales de la salud recomendamos dejar el cigarrillo, hacer ejercicio o cuidar la dieta muchas personas manifiestan su intención de no trabajar por su salud con una frase que todos hemos escuchado: “De algo hay que morirse”.

Con esta manida frase la persona está declarando una intención de suicidarse, pero no está consciente de ello y por lo tanto no puede hacer nada para solucionar la situación. Es como decir: “Estoy trabajando de esta forma para poder llegar a morir lo más pronto posible”.

Sin embargo, hay un profundo error en asumir que si no modificamos nuestro estilo de vida moriremos sin dolor ni sufrimiento. Lo que en realidad estamos acercando es un período de invalidez, que tal vez no nos acomode tanto. La ciencia médica ha avanzado mucho, de manera que tener un infarto o un accidente vascular casi nunca significa muerte. Pero cada vez que se muere un trozo de cerebro o de corazón la persona pierde capacidades para vivir y disfrutar.

No hacerse responsable de lo que puede suceder con nuestra salud tiene una consecuencia agregada. Personas que decimos querer quedarán con una pesada carga a causa de nuestra negligencia. Tendrán que abandonar parte de su propia vida para hacerse cargo de una persona que trabajó para quedar inválida. Tendrán que dedicar parte de su presupuesto para pagar servicios y productos que nadie disfrutará, que sólo servirán para mantener las ya malas condiciones de vida de una persona que quedó inválida porque no se preocupó de cambiar un par de hábitos.

Sin duda que nos moriremos en algún minuto, pero no siempre será por la causa que hemos anticipado. Estamos acá para cumplir una misión y aprender algunas lecciones. No moriremos antes de que se cumpla nuestro ciclo. Pero podemos esperar ese momento sanos y con capacidad de ser felices… o inválidos, autocompadeciéndonos y dificultando la vida de los que amamos.

Los invito a descubrir qué deseamos realmente para nuestro futuro. Seguramente muchos de ustedes decidirán vivir mejor. Puede encontrar alguna ayuda en www.estilosaludable.org

miércoles, 6 de mayo de 2009

Redescubramos el sonido del silencio

Nos hemos desacostumbrado al silencio. Vivimos en un mundo de ruidos que no nos permite escuchar el silencio muy a menudo.
El ruido nos mantiene en constante preocupación por lo que ocurre a nuestro alrededor.
Sin embargo, el silencio es sanador, necesario y nos permite encontrarnos con nosotros mismos.

El silencio nos permite generar intimidad con nosotros mismos, contarnos qué queremos, de qué estamos desilusionados, qué deberíamos cambiar para ser más felices, qué valoramos, qué somos, qué dones nos han sido concedidos. Y nos permite agradecer. Por lo que somos, por lo que hemos vivido, por las personas que están a nuestro alrededor.

Sólo si somos capaces de estar en silencio con nosotros mismos podremos llegar a disfrutar del silencio compartido, una forma de intimidad con el ser amado que sólo disfrutan aquellos que están en paz consigo mismos.

Busquemos instancias para estar en silencio, reencontrarnos y reencantarnos con lo que somos. Viviremos mejor.

lunes, 27 de abril de 2009

Ayudémonos a comer mejor

Imagine la escena. En la cocina hay pan, mantequilla, verduras varias. Nos da hambre. Vamos a ver qué hay para comer. Tenemos tres alternativas. Lavamos, pelamos y picamos unas ramas de apio, lavamos, pelamos y trozamos un par de zanahorias o untamos un pan con mantequilla y lo llevamos rápidamente a la boca… No hay que ser un genio para darse cuenta de cuál es la alternativa más fácil de solucionar nuestro problema. Podría haber una cuarta opción, salir a comprar algo, pero esto es, indudablemente, más trabajoso.

Imagine esta otra escena. En la cocina hay zanahorias peladas en el refrigerador, varitas de apio lavadas, huevos cocidos. No hay pan. Nos da hambre. Vamos a la cocina y revisamos lo que hay. Como en el caso anterior, tenemos tres alternativas, comer zanahorias, varitas de apio o un huevo. Ya no tiene tanta importancia descubrir cuál solución se elegiría. También podría existir la cuarta alternativa, salir a comprar pan. Pero ya no sería la opción más fácil y rápida.

En un escenario es más fácil comer pan, en el otro, en cambio, alguna verdura o huevo. Las dos escenas pueden darse en la misma casa, con las mismas personas. ¿Qué hizo la diferencia? La decisión que se tomó antes, respecto a qué hábitos vamos a facilitar. Nos demos cuenta o no, cuando compramos más cantidad de un alimento o de otro, cuando decidimos cómo guardarlos… estamos tomando decisiones importantes respecto a cómo vamos a alimentarnos.

Lo importante es buscar la consecuencia. No sabotearnos.

Y para hacer todavía más agradable el proceso, podemos contratar clases de cocina o celebrar con la ayuda de expertos... porque el sufrimiento no es parte del tratamiento y seleccionar alternativas sanas puede ser un deleite. Una sugerencia: http://produccionespaprika.blogspot.com

Es bueno recordar también que cuando alguien necesita disminuir la sal, las calorías o las grasas, es probable que el resto de la familia también tenga las mismas restricciones. Muchas condiciones que requieren una dieta específica tienen un componente hereditario. De manera que si empezamos a cuidarnos beneficiaremos, de paso, a los nuestros. Y todos podremos vivir más sanos.

sábado, 25 de abril de 2009

La especialidades médicas están convergiendo en la medicina (a secas)

Cada vez más estamos considerando al ser humano como tal, y no como una colección de órganos y tejidos. La medicina se hace cada vez más holística. Queda en evidencia que todas las enfermedades están relacionadas entre sí. Y las subespecialidades deben volver a mirar al paciente a los ojos para ver allí una persona que arrastra una historia compleja que ha afectado su vida, más que un tejido específico.

La ciencia descubre que enfermedades que antes eran manejadas por diferentes especialidades están íntimamente asociadas y no puede medicarse una sin considerar a la otra. Ocurre con la diabetes mellitus, con la hipertensión arterial, con la depresión, con la apnea del sueño, con la disfunción eréctil, con la obesidad. Estamos internalizando algo que muchas veces describimos en clases de biología: el ser humano es un organismo integrado.

La subespecialidad debe reservarse para casos realmente excepcionales. En Chile estamos un poco atrasados en esto, porque tanto médicos como pacientes tendemos a sobrevalorar la especialización. El paciente procura buscar directamente al especialista para cualquier pequeña dolencia que corresponde evaluar en atención primaria. Los médicos tratan de especializarse lo más posible, entre otras razones porque el sistema público no pone los incentivos en la atención primaria, que debería resolver el 85% de la atención médica. Pero entonces ocurren fenómenos irónicos. El paciente acude al infectólogo para preguntar por una fiebre que, en realidad, correspondía a una enfermedad reumatológica. El infectólogo no resuelve el problema y el paciente alargó inútilmente su camino hacia la solución.

Tal vez en la próxima década nuestro país haga el giro. La evidencia está siendo mucha. El manejo del paciente debe ser más integral y es necesario también establecer puentes con otras disciplinas porque la salud es el resultado del estilo de vida. Y en el estilo de vida influye la rigidez de las leyes laborales, los aranceles aduaneros y muchas otras cosas aparentemente sin relación.

Será muy bueno para todos que comencemos a mirar la medicina con un enfoque más holístico. Un paciente que se da cuenta de que es tratado como persona tendrá mejor motivación para cumplir las indicaciones. Y nuestro rol como médico no es simplemente dar las indicaciones, sino facilitar el regreso de nuestro paciente a una condición de buena salud.

martes, 21 de abril de 2009

La magia de sonreír

Una sonrisa es mágica. ¿Lo habían notado?
Si tenemos pena es más suave si alguien nos sonríe.
Si tenemos dudas una sonrisa serena nos da la tranquilidad que necesitamos para volver a avanzar. En un momento de vulnerabilidad nos regala seguridad y si la divisamos entre la multitud nos comunica que no estamos solos.

Si abrimos el pecho, extendemos los brazos y sonreímos… nuestra confianza en nosotros mismos mejora. No importa cuanto sufrimiento traigan los tiempos.

Si sonreímos nos sonríen y todo resulta más grato.

Y es tan fácil que parece mentira que pueda ayudarnos tanto a vivir mejor.

domingo, 19 de abril de 2009

¿Dónde empieza el sexo?

¿Dónde se acaba la ternura y empieza el sexo? ¿Dónde se acaba el deseo de hacer feliz a la pareja y empieza la satisfacción sexual? ¿Cuándo el placer se llama sexo?

Vivimos en un mundo que ha tratado de separar el sexo de las demás formas de comunicación como si fuera una función con claras delimitaciones y una agenda absolutamente estructurada. Pero el sexo es parte de las muchas formas que tenemos de comunicarnos. Y por eso está en más lugares de los que tenemos consciencia. Y no es igual para todos. Y tampoco es igual siempre para una pareja. El sexo tiene diferentes orillas dependiendo de las personas. Para algunos el sexo sólo puede vivirse a través de la genitalidad. Para otros puede comenzar a sentirse antes de mirarse o tocarse. O puede ser una experiencia tántrica. Más aún, para una misma pareja a veces es una experiencia sutil y otras veces salvaje. Por eso no debemos presionarnos a hacerlo de un modo o de otro. Lo que hagamos está bien si nos hace felices y no daña a nadie.

El sexo no tiene una forma correcta y otra incorrecta, pero sí debe haber una sintonía entre quienes se encuentran. Y como es una forma de comunicación habrá muchos elementos que pueden modificar la experiencia.

Nuestra civilización le ha dado una gran importancia a la líbido espontánea a la hora de desear el encuentro sexual. Proyectamos en ello nuestra cultura fálica y la disociación entre sexo y comunicación. Pero el encuentro entre dos personas puede ser deseable aunque no haya contacto genital y una relación sexual completa, aunque ninguno busque específicamente satisfacción sexual. Más bien por el solo goce de estar con la persona amada, de darle placer, de comunicarse. Sí, aunque no haya líbido puede haber un encuentro divino. El placer de estar con la otra persona puede, por supuesto, terminar en un coloquio francamente sexual. Para hacerlo más complejo aún, ésta puede encenderse sin un encuentro sexual tradicional. O la situación que partió como contención puede terminar en sexo y aquella que partió en sexo puede terminar en juego sin que nadie resulte frustrado por el giro que dio la experiencia. Por otro lado, situaciones cotidianas, como una conversación telefónica, pueden tener una gran carga de energía sexual. Y la complicidad entre amantes puede darle significado sexual a palabras o símbolos, sin que nadie más comparta la asociación. El mensaje es ser flexibles para no perder oportunidades de disfrutar.

Todos tenemos sueños y aprendizajes distintos, vemos el mundo, el amor, la felicidad, la sexualidad, el placer de distintas maneras. Por eso, es muy importante conversar del tema y no dar por obvia ninguna cosa. Nuestra pareja no lee el pensamiento y no tiene por qué estar dispuesta sólo a ceder. Si bien ambos podrán condescender, ninguno de los dos tiene por qué cambiar su esencia para satisfacer al otro. También debemos sentir un cierto balance en la relación, entre lo que damos y lo que recibimos. Cuando uno de los dos siente que la situación está desbalanceada, habrá que revisar más profundamente la relación en busca de las causas, para trabajarlas de acuerdo con las convicciones personales. Como el sexo es una forma de comunicación no está desconectado del resto del vínculo, independiente de que se trate de una relación no comprometida o de un matrimonio consolidado.

El sexo es una forma compleja de comunicarse, que puede ser maravillosa, pero no puede encasillarse en tareas o rutinas específicas. Es necesario que cada pareja encuentre su identidad y aprenda a distinguir si el lazo está sano o requiere algún cambio para poder vivir mejor.

sábado, 18 de abril de 2009

Soñar hace bien

Sin duda que mirar hacia el futuro con una idea de lo que queremos ser es bueno para todos. Pero esta vez me refiero al sueño físico, ese descanso de nuestro cuerpo y nuestra mente que repara lo dañado o agotado durante la vigilia. Después de un día largo y productivo necesitamos reparar tejidos, recuperar fuerzas. Y el sueño nocturno hará ese trabajo para nosotros. Por esta razón, debemos respetar esta exigencia del organismo de descansar.

Los seres humanos funcionan con un ritmo circadiano que se guía por los ciclos de luz y oscuridad del día y la noche. Durante el día, está activada esa parte de nuestro sistema nervioso que determina la vigilia. Cuando llega la hora del descanso se activa la zona que determina el sueño. No se trata de una sola zona que se activa o inactiva, por eso, para que ambas zonas se coordinen, es importante no desconcertar a nuestro organismo.
Procuremos que nuestro dormitorio esté oscuro a la hora del descanso y dejemos que entre la luz cuando nos despertemos.

Mantengamos un horario ordenado, acostándonos y levantándonos más o menos a la misma hora todos los días. Nuestro sistema nervioso autónomo agradecerá que no le desconcertemos. En el caso de los niños debemos procurar que se vayan a la cama antes de las diez y media de la noche, para aprovechar al máximo la producción de la hormona de crecimiento. En el caso de los ancianos, que requieren menos horas de sueño, el cuidado estará puesto en no dormir demasiado temprano para no completar las horas de sueño en una hora incómoda en la que todos los demás aún estén durmiendo. En general, es más fácil dormirse más tarde que despertar más temprano que el resto.

Nuestro dormitorio debe ser un lugar agradable, destinado sólo al sueño y al sexo. No acostumbremos a llevar tareas diferentes a la cama. No incorporemos distractores como televisión o gran cantidad de muebles o adornos. El lugar debe sernos agradable.

Para condicionar este cambio de guardia entre la zona activadora de vigilia y la activadora de sueño, démosle un aviso a nuestro cuerpo antes de ir a dormir. La leche tibia es clásica, pero también puede ser un té de hierbas o cualquier otra cosa que nos ayude a decirle a nuestro organismo: “prepárate para el descanso”

Está demostrado que el ejercicio regular ayuda a mejorar la calidad del sueño. Para esto basta con salir a caminar media hora al día.

Una mejor calidad de sueño se puede obtener si acostumbramos a relajarnos antes de dormir. Hay muchas formas de conseguirlo. Una de ellas es tenderse de espaldas en la cama, haciendo consciencia de cada parte de nuestro organismo en secuencia, tratando de relajarlas. Centrarnos luego en nuestra respiración nos permitirá limpiar la mente y prepararla para el sueño.

Así como evitamos las actividades activantes antes de acostarnos, debemos prescindir de consumir bebidas con alcohol o sustancias estimulantes. Las personas que se activan con la cafeína deben evitarla. Asímismo, hay personas que deberán rehusar cualquier comida antes de ir a la cama.

Si tenemos todos estos cuidados y nuestro sueño no es normal acojamos el aviso y busquemos la ayuda de un médico. Este signo puede ayudarnos a descubrir varias enfermedades que se manifiestan, entre otras cosas, por alteraciones del sueño. Si nuestros hábitos no son saludables tendremos muchas molestias y no sabremos a cuál dar importancia. Pero si tratamos bien a nuestro organismo sabremos que las molestias que tengamos corresponden a condiciones que requieren atención. Y podremos ponerles atención y tomar medidas que nos permitan vivir más sanos.

jueves, 16 de abril de 2009

Somos dueños de nuestras emociones

Podemos controlar nuestras emociones para hacerlas fluir de manera de no herir a nuestros cercanos y no producirnos daño nosotros mismos. Pero también podemos leerlas para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento. Ellas vienen de nuestro inconsciente. Son mensajes que nos urgen a tomar algunas decisiones. Es clásica la explicación del miedo, que induce la decisión entre huir o pelear. Pero todas las emociones traen mensajes que tenemos que leer para poder mantener las emociones agradables y desprendernos de las incómodas.

Son mensajes personales, que tenemos que aprender a descifrar.

La rabia puede ser que nos esté instando a cuidar los límites que le imponemos a los demás. O tal vez debemos revisar qué hacer frente a algunas inconsistencias. En general, los demás nos hacen sólo lo que nosotros les permitimos hacernos… pero eso no siempre es lo que deseamos en el fondo de nuestro corazón. Y la rabia puede permitirnos encontrar la línea donde debe estar la frontera.

La pena tiene que ver con la sensación de pérdida actual o inminente. A veces la pérdida es evidente, como cuando se muere un ser querido y la pena nos llama a acomodar nuestras rutinas para continuar con nuestra vida. A veces la pérdida es menos obvia, es, por ejemplo, una relación que se perdió. Y la pena nos llama a liberar las amarras que tratan de sujetar algo que ya no está. A veces se trata de enfocar nuestra vida hacia horizontes muy diferentes, a veces se trata de acomodar pocas cosas. Pero la pena persistirá si no identificamos la pérdida para liberarnos de ella.

Lo importante es no meter las emociones negativas debajo de la alfombra hasta que, de pronto, ya no nos dejen avanzar. Lidiar con una emoción es infinitamente más fácil que hacerlo con una gran cantidad de ellas. Y hacerlo cuando la emoción es reciente nos facilitará el trabajo de buscar las causas más profundas.

No hay nada más frustrante como cuando nos dicen “tú siempre haces tal cosa y yo no digo nada” Porque no nos dieron la posibilidad de aclarar el punto o mejorar. Si nosotros no leemos nuestras emociones podemos acumular muchas de esas situaciones que la otra persona pudo explicar o cambiar hasta el punto en que la reparación ya no sea posible. Y perderemos algo importante que podríamos haber conservado.

Leer nuestras emociones y resolver las decisiones que nos empujan a tomar puede ayudarnos a vivir con más armonía, a vivir mejor.

lunes, 13 de abril de 2009

Dejemos fluir las emociones… pero suavemente.

Nuestras emociones deben salir como la ola suave que baña la playa tranquila No como la ola que revienta sobre el roquerío. Porque nuestras emociones siempre golpean en el pecho de alguien. Y no tenemos derecho a herir a nuestros cercanos por no haber pensado lo suficiente. Claro que tampoco debemos pensar sólo para manipular a los que nos rodean, esperando que se preocupen de lo que nosotros sentimos pero sin dar a cambio contención, ternura, cariño.

Las emociones nos conectan con los que queremos. Pero también pueden quebrar todos los puentes que nos unen a nuestros cercanos si no somos capaces de encauzarlas correctamente.

Cuando queramos exigir atención preguntémonos ¿yo doy la atención que estoy pidiendo?

Cuando nos enojamos porque no nos tomaron en cuenta pensemos ¿qué hice yo para facilitar ese proceso?

Cuando no queremos ni siquiera hablar ¿será lo que la otra persona necesita o tendremos que hacer un esfuerzo y ponernos en su lugar?

Cuando asumimos que nos tienen que atender ¿programamos algo para retribuir el gesto?

Cuando traemos rabia ¿respiramos profundo para no explotar con quien no tiene culpa alguna?

Si nos hacemos dueños de nuestras emociones nos ayudarán para estar ahí cuando el hijo tenga pena, cuando el marido esté cansado, cuando la mujer tenga miedo, cuando la nieta quiera consuelo. Y eso es lo que construye la red de amor y apoyo que nos permite vivir mejor.

sábado, 11 de abril de 2009

Hagámonos conscientes de la realidad.

Tenemos un piloto automático dentro de nuestra mente. Y éste toma el control de muchas actividades de nuestra vida diaria. Todos conocemos ejemplos. Nos vamos a casa y ni recordamos el camino de regreso, vamos absortos caminando y pasamos de largo nuestro destino.

Pero este piloto automático a veces es aún más poderoso y toma bajo su mando todo nuestro día. Desde que suena el despertador, nos vamos al trabajo, trabajamos, regresamos a casa, algunos trámites de rutina, otra vez a la cama, etc. Y podemos vivir así por años. Hasta que de pronto algo nos hace darnos cuenta de que nos hemos sentado al lado del camino a ver pasar nuestra vida como si fuera ajena a nosotros.

Ese algo puede ser una conversación con un amigo, algo que leemos, un pensamiento que surge solo desde nuestro espíritu, una película. Y de pronto nuestra alma resplandece y nos damos cuenta de que queremos gobernar nuestra vida; no queremos que se desenrolle por inercia como si fuera una alfombra por la que cualquiera puede pasar.

Debemos aprovechar ese momento de iluminación. Y construir la vida en la que vamos a plasmar nuestros sueños. Para tomar conciencia de lo que está ocurriendo en nuestras vidas… escribamos. Lo que hacemos, lo que pensamos, en qué usamos nuestro tiempo, los sueños en los que pensamos cuando nadie nos ve… Todo. Leer estos registros nos dará mucha información sobre cómo se está desenvolviendo nuestra vida. Y nos encontraremos con muchas sorpresas, también.

También debemos agradecer la oportunidad de darnos cuenta que podemos asumir nuestra vida en forma consciente. Hay personas que pasan por la vida atrapados en la rutina sin ver nunca la posibilidad de hacerse cargo de sus vidas. Si nosotros hemos vislumbrado siquiera la eventualidad de salir de esta inercia podemos sentirnos felices, porque éste es el primer paso para forjarse una vida nueva, más propia, más sana, mejor.

jueves, 9 de abril de 2009

Saber lo que compramos, saber lo que comemos

Cuando vamos al médico o a la nutricionista nos dan una lista de alimentos o sustancias que debemos evitar o aumentar en nuestra dieta. Pero al lado afuera de la puerta se empieza a diluir esta lista. Eso ocurre porque muchas de las cosas que nos prohibieron o sugirieron son más bien esotéricas. Nos hablaron de azúcar, de sodio, de fibra. Camino a casa ya recordamos la mitad de lo que nos dijeron, porque son términos a los que no estamos acostumbrados. Cuando vamos al supermercado tal vez el 20% de lo que escuchamos está todavía presente en nuestra mente, pero traducir eso a una lista de compras…. Ya se convierte en tarea mayor.

Existe una forma de familiarizarse de a poco con estos nombres y el contenido de ellos en los productos que compramos. Debemos acostumbrarnos a leer las etiquetas. Allí encontraremos las sustancias que nos han prohibido y sabremos que ese producto hay que evitarlo. O encontraremos que aportan aquello que nos recomendaron aumentar. De a poco iremos acostumbrándonos a este ejercicio hasta que resulte casi automático.

De esta forma nos estaremos haciendo cargo de nuestras elecciones en el supermercado. Tal vez nos sorprendamos con algunos descubrimientos. Hay productos que no son dulces y contienen miel. Hay galletas dulces que contienen sal. Hay otras que no son dulces y contienen glucosa, que es un tipo de azúcar. Los productos rotulados como dietéticos pueden contener algo que tenemos prohibido o restringido. Aunque tengan menor cantidad de alguna sustancia eso no significa que le sirve a todas las personas que tienen que llevar una dieta especial.

El médico o la nutricionista deben tratar de dar indicaciones generales, porque no conocen nuestra lista de supermercado y tampoco pueden construirnos una nueva. Pero nosotros sí podemos elaborar una lista adecuada para nuestras necesidades sin nos lo proponemos. Y cuando surjan dudas, si falta para nuestro próximo control, ingresemos nuestra duda en www.estilosaludable.org y tendremos una respuesta directa y completa.

jueves, 26 de marzo de 2009

Todo lo que hacemos nos da salud (o nos la quita)

Cada decisión que tomamos, cada cosa que dejamos de hacer va construyendo nuestras vidas tal como las vivimos. Si la cosecha es buena es porque la siembra ha sido sabia.

Tendemos a pensar que cuidar las consecuencias de nuestros actos se refiere sólo a actuar dentro de la ley o con respeto por el prójimo. Si bien es cierto que debemos preservar este tipo de actuaciones, debemos también tomar en cuenta que las consecuencias de nuestros actos no siempre las sufren los otros.

Muchas veces es nuestro propio organismo el que sufre porque hemos sido irresponsables con él. Pero cuando esas consecuencias llegan, actuamos como si vinieran del espacio exterior. Nos duelen las rodillas. Pero llevamos años sobrecargándolas con un sobrepeso por el que no hacemos nada. Nos molesta el colon. Pero no hacemos nada para aprender a manejar el estrés del día a día y caminamos por la vida en forma automática. Tenemos un gran riesgo de eventos cardiovasculares, pero no estamos dispuestos a dejar de beber o de comer grandes cantidades de carne.

Si revisamos nuestras pequeñas decisiones de todos los días veremos que somos verdaderos protagonistas de nuestra vida. Cuando elegimos bebidas gaseosas en vez de agua, cuando elegimos fumar en vez de salir a caminar, cuando comemos un gran trozo de carne en vez de un plato de lentejas, cuando decidimos pasar media tarde pensando en problemas que nos estresan pero que no estamos solucionando. Sí. Pero también construimos nuestro futuro cuando caminamos en vez usar el auto, cuando conversamos con nuestros seres queridos sobre los límites que deben respetar, cuando decidimos convertir nuestro hobby en una actividad rentable, cuando buscamos nuevas maneras de comer alimentos saludables que antes no nos gustaron.

Todas estas decisiones que parecen tan diversas y poco relevantes son las que van construyendo nuestra salud. Para mal o para bien. Según nuestra voluntad. Pequeñas medidas nos pueden acercar a vivir más sano. A vivir mejor. Si tiene preguntas sobre sus hábitos de vida, o cree que puede ayudar que su entorne mejore su estilo de vida, visite los servicios en línea de www.estilosaludable.org

viernes, 20 de marzo de 2009

¿Qué es comer bien?

Comer bien es difícil de conseguir. Incluso es difícil de definir. Pero es importante tratar de aprender un poco más del tema porque los alimentos que ingerimos o dejamos de ingerir determinan, en gran parte, cómo va a ser nuestra salud.
Comer bien es proporcionarle a nuestro organismo las sustancias que necesita para funcionar y para reparar tejidos. Y, al mismo tiempo, consumir la menor cantidad posible de elementos perjudiciales para nuestro cuerpo.

Por un lado, debemos asegurarnos una cantidad suficiente de proteínas, algunos tipos de grasa, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y fibra.

Por otro lado, debemos evitar los hidratos de carbono refinados (azúcares), algunas grasas, anilinas, excesos en general.

Suena complejo, ¿verdad? Lo es. Por eso es importante que no aplique todos los comentarios que escucha, sino que seleccione aquellos que vienen de profesionales idóneos.

Pero la buena noticia es que hay formas de acercarnos a ideal:

• Comer variado. De esta forma iremos obteniendo de diversos alimentos lo que cada uno puede aportar. Y será más divertido.

• Comer legumbres al menos dos o tres veces por semana, porque ellas aportan proteínas, fibra y algunos minerales que no son fáciles de encontrar en la naturaleza. Prefiramos prepararlas con algún cereal (arroz, mote) para aprovechar mejor las proteínas que contienen.

• Comer mucha verdura y frutas. La fibra que contienen tiene roles de extraordinaria importancia. Como aportan vitaminas, muchas de las cuales se destruyen con el calor, algunas veces debe preferirlas crudas. Exploremos nuevas opciones. La ensalada no es la única forma de comer verduras.

• Comer pocas grasas de origen animal. Las grasas son necesarias para el organismo, pero no son todas iguales. Las grasas que provienen de los animales que caminan pueden agregar un trabajo exagerado a nuestro metabolismo.

• No consumir menos de 1000 calorías al día. Cuando hacemos dietas de semiayuno nuestro organismo echa a andar diversos procesos que no son del todo beneficiosos. Por ejemplo: destruye sus músculos para obtener la energía que no le llega de otra forma.

Estas recomendaciones son generales. Cada persona es un mundo en sí mismo y puede requerir indicaciones especiales, por sus características personales. Si usted tiene algún trastorno conocido o no ha controlado su salud en los últimos doce meses le recomiendo acercarse a un centro de salud. El médico, en conjunto con otros profesionales cuando sea necesario, podrá personalizar estas recomendaciones. Ayuda complementaria puede encontrarla en el sitio www.estilosaludable.org

miércoles, 18 de marzo de 2009

Conversémonos un café

El ser humano es gregario por naturaleza. Cada sujeto precisa de los otros y es necesario para el resto. Los demás pueden enseñarnos, hacernos sentir queridos, ayudarnos a reconocer hechos importantes para nuestra salud, motivarnos a ser mejores, apoyarnos para ser felices. Para eso están ahí. Y para alguna de esas cosas estamos nosotros en la vida de los otros. Debemos procurar que nuestras relaciones humanas puedan atender alguna de estas necesidades. Busquemos en esas personas que están a nuestro lado cuál de los beneficios mencionados debemos agradecerles. Y hagámoslo, a todos nos hace bien que nos den las gracias por estar ahí.

Tratemos de pedirle a nuestros cercanos aquellas cosas que les resulten fáciles. Nuestra pareja nos debe apoyar para ser felices, nos puede motivar para ser mejores. Nuestros hijos, en su constante desarrollo, nos enseñan cada día algo nuevo. Nuestro médico o nuestra nutricionista saben bien qué rutinas alimentarias serán elegibles, nuestro dentista nos enseñará cómo cuidar la salud de nuestra boca. Cada uno de los individuos que están a nuestro alrededor tiene una experticia particular y debemos reconocerla, respetarla y estar abiertos para recibir un regalo a través de ella.
Todas las personas que están cerca de nosotros pueden enseñarnos algo, incluso aquellos que no tienen largos años de estudios formales, porque la vida nos ha enseñado a todos por diferentes caminos. Todos podemos mejorar el mundo de otras almas.

Conversar nos puede ayudar a entrar en nuestro propio mundo. Conocernos es un proceso complejo y largo. Y para lograrlo debemos enfrentarnos con las dudas y los sueños que a veces duermen mucho tiempo en nuestros corazones sin salir. Las personas que amamos pueden facilitar este proceso.
Conversemos. De nuestras preocupaciones, planes, dudas; de amor, salud, sexo, trabajo; de costumbres, deportes, recreación. Conversemos. Será más fácil crecer, será más fácil vivir mejor.

martes, 10 de marzo de 2009

Nosotros elegimos nuestro estilo de vida

Los hábitos que elegimos se hacen invisibles con el paso del tiempo. Nos acostumbramos a saltarnos el desayuno, a comer colaciones tipo chatarra en vez de llevar algo preparado desde la casa, a fumar, a sentarnos largas horas frente al televisor cada noche. Y no tenemos inquietud ni curiosidad por saber si estamos protegiendo o descuidando nuestra salud. Estos hábitos silenciosos se instalan en nuestras vidas con tal fuerza, que llegamos a pensar que los hábitos nos han elegido a nosotros y no al revés.

Incluso pensamos que no podemos modificarlos, o que no queremos hacerlo, para evitarnos el desgaste de energía que significa romper la inercia. A todos nos ha pasado. De alguna forma justificamos esas costumbres que sabemos que no son del todo sanas, pero que sería trabajoso romper. Nos convencemos de que no tenemos tiempo, de que es mejor esta rutina que alguna otra más dañina, etc. Seguimos consumiendo una cantidad exagerada de bebidas o evitando hacer ejercicio.

Para no engañarnos prioricemos. ¿Qué es lo que más nos importa? ¿Quiénes son los que más nos importan? ¿Cómo disfrutamos más de nuestra vida? ¿Cómo atendemos mejor las necesidades de los que tanto queremos? ¿Estando sanos o atados a un estilo de vida que nos hace envejecer a una velocidad exagerada? Si intentamos ordenar de mayor a menor todas las posibles gratificaciones de nuestra vida será más fácil decidir qué prácticas debemos conservar y cuáles debemos desechar. Hagámoslo lento, no todos los cambios a la vez; pero sin pausa, para construir, cada día, una vida más sana, una vida mejor.

Para algunos consejos prácticos que pueden ayudarle en este camino, visite www.estilosaludable.org

lunes, 9 de marzo de 2009

Tomar riesgos puede acercarnos a la felicidad.

El ser humano tiende a preferir mantenerse atado a una situación mediocre, triste o estresante simplemente porque es conocida. Cambiar puede ser un gran desafío, aunque exista la posibilidad de encontrar felicidad. Y muchas veces nos quedamos en la inercia, sin intentar romperla por no arriesgarnos. Y se van así muchas posibilidades de buenos momentos o gran felicidad.

Aprendamos a aventurarnos por la vida. Primero con pequeñas cosas:
• Preparemos o pidamos un alimento de una forma diferente
• Ordenemos la rutina de una forma diferente
• Comamos algo que no habíamos probado
• Retémonos a nosotros mismos en vez de asumir que no somos capaces. (Si creemos eso… de verdad no vamos a ser capaces)
• Si no nos gustó el cochayuyo como guiso probemos como ensalada
• Si no nos gustó la berenjena frita probémosla en lasagna.
• Inscribámonos en ese curso tantas veces postergado
• Escribamos esa carta que no nos hemos atrevido a escribir
• Vendamos ese mueble que nos trae malos recuerdos
• Consigamos ese libro que queremos leer desde hace tiempo

Con el tiempo, tomar riesgos se hará más natural. Y podremos preocuparnos de esas grandes decisiones que hemos postergado por miedo. Sea la posibilidad de una nueva carrera, de alcanzar el peso ideal, de tener una pareja compatible, de tener buena salud…sólo tenemos que atrevernos a ir haciendo los cambios necesarios, aunque inicialmente sea un poquito atemorizante. No se trata de lanzarnos al vacío sin pensar en las consecuencias, sino de estar en mejor sintonía con nuestros deseos más profundos. Así, buscaremos caminos para alinearlos con nuestra vida cotidiana. Y nuestra vida empezará a fluir más fácilmente. Todo será posible, porque, recordemos, detrás de la voluntad anidan los deseos. Aquello que deseamos verdaderamente se abrirá paso a través de nuestro atrevimiento y se hará realidad.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Los alimentos son energía cristalizada

Los alimentos son la forma visible de los rayos del sol y de la fuerza del universo.
Las plantas han cogido el aire y la luz solar y la han convertido en comida que dará energía a nuestro cuerpo. Nuestro organismo no tiene mecanismos eficientes para convertir la luz del sol en energía de nuestros sistemas. Las plantas hacen ese trabajo por nosotros, gracias a la fotosíntesis. El resultado es que podemos obtener la fuerza que necesitamos para funcionar al consumir los vegetales y a aquellos animales que aprovecharon esta savia antes que nosotros. Este es un proceso milagroso que nos permite vivir tan bien como deseemos hacerlo.

Alimentarnos es casi un rito sagrado. Debemos comprender que el cosmos completo funciona para nosotros, para disponer nutrientes para nuestro crecimiento, nuestro desarrollo y la restauración de nuestro aliento para enfrentar nuevos desafíos. De esa forma será más fácil entender la responsabilidad que tenemos para hacer buen uso de este esmero de la naturaleza.

Los alimentos son regalos de la creación para nuestro beneficio. No debemos perderlos o estropearlos ni darles mal uso. En un sentido estrictamente práctico, debemos aprovechar de buena manera los manjares que nos han sido ofrecidos. En un sentido más espiritual, debemos agradecer la bendición diaria que significa poder nutrirnos y disfrutar. En esta actitud positiva y respetuosa, comer nos permitirá vivir mejor.

Y para construir toda una experiencia podemos pedir la ayuda del equipo de PaprikaProducciones.

viernes, 27 de febrero de 2009

Soltar, Soltar, que la vida se va a acabar.

Dirigir conscientemente nuestra vida, nuestras decisiones, es muy importante para sentirse satisfecho con cada logro. Pero existe un horizonte que no debemos sobrepasar para no dañarnos ni perjudicar a otros. Un excesivo control será fuente de gran stress.

Debemos aprender a desligarnos de esas situaciones de nuestro propio pasado que se prolongan más allá de lo que resulta sano.

A veces le damos vueltas, una y otra vez, a asuntos que ya han decantado por su propio peso. Pero la remota esperanza de que la situación cambie en forma mágica nos sujeta y no cerramos la puerta. Y seguimos sufriendo. Por la pareja que ya nos comunicó que no nos ama, por el pariente que nos hirió y nunca se disculpó, por la madre que nos mintió y nos hizo sentir enrabiados. Debemos ejercitarnos en dejar ir.

Y también debemos educarnos para soltar esas situaciones ajenas que intentamos controlar sin que sea nuestra, verdaderamente, la responsabilidad del asunto.

Controlar a los demás no siempre se manifiesta dándoles órdenes. Hay diferentes maneras de exteriorizar esto.

En ocasiones, lo que hacemos es solucionarle todos los problemas a los hijos, impidiéndoles enfrentarse a la necesidad de conseguir una solución. Cuando somos padres, una de nuestras responsabilidades es permitir que nuestros hijos crezcan, aprendan a solucionar inconvenientes, y a sobrevivir. Deben desarrollar herramientas, idealmente primero con complicaciones pequeñas. Si el proceso es paulatino, cuando lleguen a los problemas graves ya tendrán herramientas para resolver por su cuenta. Si solucionamos nosotros todos los primeros dilemas, se enfrentarán a dificultades graves sin haber ejercitado nunca su capacidad de decidir. Y sufrirán mucho.

Otras veces somos verdaderos tutores de adultos que ya pueden tomar sus decisiones y tienen derecho a equivocarse. Pero ignoramos su capacidad de elegir. Invadimos el espacio de seres queridos, como nuestra pareja, tomando decisiones por ellos como si fuéramos la madre o el padre de un niño pequeño.

En otras circunstancias, intentamos que nos den más información de la que debemos recibir. Deseamos saber todo lo que ocurre, cuando en realidad, no tenemos las atribuciones para remediar todos los males.

Hay muchas maneras de quedarnos sujetos a un pasado o a una idea de ser útil, que nos impiden seguir avanzando. Debemos revisar todas esas puertas aún abiertas a dolores o intervenciones que tenemos que dejar pasar. Cerrémoslas, para que puedan abrirse otras, a realidades más brillantes, a una vida mejor.

jueves, 26 de febrero de 2009

Preguntas para contestarlas en secreto

La búsqueda de la felicidad es un proceso activo. Y en este camino, a veces debemos sentarnos en silencio, sólo con nosotros mismos, para alinear nuestros sueños con nuestras acciones de cada día. Para esos momentos en solitario, puede ser de ayuda esta colección de preguntas. No están ordenadas por jerarquía y no constituyen un cuestionario propiamente tal. Son, simplemente, gatillos para iniciar esa conversación íntima.

¿Qué es lo más importante para mí, tanto que si falta dejo de ser yo?
¿Lo tengo?
¿Qué cosas deseo, aunque no modifican mi esencia y podrían permitirme negociar con mis seres queridos?
¿Qué cosas estoy defendiendo que no son tan trascendentales para mí?
¿Qué precio estoy pagando por ello?
Con mis deseos ¿hiero a alguien?
¿Qué cosas quisiera sacar de mi vida?
¿Por qué no lo he hecho aún?

¿Intento ser feliz?
¿Me doy cuenta de que merezco ser feliz?
¿Trabajo para que haya armonía a mi alrededor? Y si es así ¿Lo hago manteniendo respeto por mí? ¿Y manteniendo también el respeto por los demás?

¿Respeto el espacio vital de mis cercanos o intento controlar sus vidas?
¿Elijo desear lo mejor a los otros? ¿O guardo pensamientos negativos para con ellos, como rabia, envidia?

¿Elijo la gratitud por todo lo que tengo o el sufrimiento por lo que me falta?

¿Me preocupan problemas reales que ya ocurrieron? ¿O la simple posibilidad de algo que todavía no llegó?

Si tuviera todo el dinero que quisiera, ¿a qué me gustaría dedicarme? ¿Y por qué? ¿Qué me atrae de esa actividad? ¿Podría llegar a realizarla aunque no tenga demasiado dinero?

¿Qué asuntos tengo inconclusos? ¿Puedo terminar algunos? ¿Puedo olvidar el resto?

Esta conversación debe sostenerse cada cierto tiempo. Mantener ese contacto íntimo con nosotros mismos puede ayudarnos a ser más felices, a vivir mejor.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Queremos estar sanos?

Cuando estamos enfermos hay una perturbación en el equilibrio que debe existir entre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Y sufrimos por ello. Puede ser a través de un dolor, de una deformación o de la simple convicción de estar dañados. Pero, en definitiva, perdemos felicidad.

No estar sanos puede ser la consecuencia de malos hábitos, que hemos adquirido por no darle importancia a nuestro cuidado. Al mismo tiempo, esta condición es un llamado de auxilio del organismo para que modifiquemos esas costumbres que nos hacen daño y evitemos un mal mayor. Si es así, debemos identificar ese hábito y modificarlo para mejorar nuestro bienestar.

La enfermedad puede ser una alerta para darnos cuenta de que debemos modificar algo significativo en nuestras decisiones. O bien puede ser necesaria esta limitación para descubrir algo de más trascendencia. Puede ser un elemento substancial para cumplir con nuestra misión. Muchas personas encuentran la razón de su vida tras un accidente u otro problema de salud grave.

Esto es más difícil de descubrir y asumir, pero también puede ser un hábito en sí mismo, para desligarnos de las responsabilidades que tenemos con el mundo o recibir beneficios por nuestra situación. Estar enfermo puede hacer la vida más difícil, pero, de igual forma, puede hacerla más fácil en algún sentido específico, si cerca de nosotros hay quienes nos reemplazan en tareas que fueron nuestras o nos prestan más atención. Incluso puede llegar a ser una forma de manipular el entorno. El problema es que es una forma de obtener el objetivo que no nos aporta felicidad.

No me malinterpreten, aquí no hay maldad por parte del enfermo, sólo necesidades que se canalizan mal. Nadie quiere sufrir o hacer sufrir conscientemente. Muchos de estos procesos son inconscientes. Y, a veces, además, muy difíciles de analizar. Pero, en cualquiera de los casos anteriores, ha habido múltiples elecciones que hemos hecho que han influido en nuestro estado. Todos podemos revisar nuestras vidas y cómo las hemos estado viviendo para comenzar con algunos cambios refrescantes.

Darnos cuenta de qué cosas son primordiales para nosotros, y cuáles no…es un buen punto de partida. Priorizar nos permite desechar la paja y conservar el grano. Seguimos construyendo nuestras vidas, día a día, con las decisiones que tomamos hoy y las que tomaremos en los próximos días y años. Y con las que dejamos de tomar, porque esa pasividad también es una opción.

Es importante no olvidar que, asimismo, hay trastornos que sólo cumplen con el rol de ayudarnos a partir de este mundo. En tal caso, debemos considerarlas como la oportunidad de preparar nuestra partida y no dejar cosas elementales inconclusas.

Es bueno revisar las dolencias que nos acompañan, puede ser que descubramos algo de lo que he mencionado. En tal caso, debemos hacer las correcciones del caso, para no eternizar las dificultades que podamos tener para cumplir con nuestra misión. Y porque sin enfermedades podemos ser más felices y vivir mejor.

domingo, 22 de febrero de 2009

Alimentémonos para vivir bien

Ayudemos a nuestro cuerpo a ser fuerte para cumplir con la misión que hemos elegido. Escuchemos sus solicitudes y sus quejas. El organismo humano es una máquina maravillosa capaz de comunicarse con nuestra mente en forma prodigiosa. Pero a veces hacemos oídos sordos de sus avisos.

Si tenemos la sensación de haber comido demasiado, probablemente ha sido así. Si tenemos hambre es porque nuestro organismo necesita recibir nutrientes para realizar los procesos de reparación y mantención de tejidos y órganos. Si tenemos sed debemos beber agua.

Cuando algunos alimentos nos hacen sentir mal repetidamente debemos revisar el tema. Puede estar ocurriendo una de estas dos cosas:
• Hemos pasado mucho tiempo sin consumir este producto y debemos prepararnos nuevamente para consumirlo. Tal vez deban inducirse (aumentar la producción) de algunas enzimas necesarias para la digestión de algunos de los nutrientes que contiene.
• Debemos evitar ese plato porque contiene sustancias que nuestro organismo no puede digerir completamente.

La alimentación puede ser una gran aliada para cumplir con nuestros sueños. Elijamos aquello que nos beneficia.
Consumamos:
• Bastante fibra. Se encuentra en frutas y verduras.
• Mucha agua. No es obligación que sea fría o recién obtenida de la cañería. Puede ser agua de hierbas, un té, jugos de fruta.
• Proteínas. El huevo y las leguminosas (en Chile legumbres) son una buena fuente.
• Vitaminas y antioxidantes. Consuma frutas crudas frecuentemente.
• Hidratos de carbono no refinados. El arroz, las papas, las leguminosas aportan este tipo de carbohidratos.
• Grasas de origen vegetal.

Seamos conscientes de lo que decidimos cada vez que comemos o dejamos de comer algo. El alimento no puede gobernarnos, nosotros somos más poderosos. Nosotros somos los seres pensantes, el alimento es inanimado y no puede invadirnos si no se lo permitimos. Nosotros elegimos. www.estilosaludable.org puede ayudar a hacer una buena elección.

martes, 17 de febrero de 2009

Todos somos importantes

Cada uno de nosotros es un eslabón importante en la gran cadena del universo, somos irreemplazables en nuestra misión. Si entendemos la importancia de nuestro rol en el universo, nos haremos cargo de la gran responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y con los demás. Nos querremos más. Y cuidaremos nuestra salud.

Mientras las cosas fluyen como se espera hay trabajos que son invisibles. Tomemos como ejemplo los recolectores de basura. Su trabajo es invisible para casi toda la ciudad. Pero si falta su aporte nuestro mundo se desestabiliza. Siguiendo con el ejemplo ¿Qué haríamos con la basura en casa, eternamente?

El aporte que podemos hacer al mundo (todos) es muy valioso, aunque a veces nos pareciera que no. Y debemos resguardar nuestra habilidad para llevarlo a cabo.

Nuestra salud es nuestra responsabilidad, intransferible. Los demás pueden ayudar, pero nuestra vida estará siempre en nuestras manos, sea que queramos coger las riendas o no.

Evitar nuestra misión en la vida nos perjudica a nosotros mismos, porque nos aleja de la felicidad y al resto del mundo, que espera de nosotros muchas cosas.

Todos somos importantes en la red de la humanidad, necesarios para que otros puedan cumplir con su misión. Del resultado de esta intrincada tela de araña surge el mundo que conocemos. Sin duda, es mejor si nadie se margina del resto de los humanos. Y para no hacerlo involuntariamente debemos cuidar nuestra salud: alimentarnos bien, dormir bien, hacer ejercicio, tener un proyecto de vida, tener una actitud positiva frente a la vida y a quienes nos rodean.

Si somos fuertes y felices, podremos, con certeza, mejorar este mundo para otros y para nosotros mismos.

domingo, 15 de febrero de 2009

Inventemos nuestras oportunidades

La desesperanza a veces invade la vida porque vemos sólo los caminos tradicionales. Y nos amarramos a dificultades y vidas limitadas porque nos da susto probar situaciones inciertas. Y nuestro cuerpo se rebela, y nos cuesta dormir y se entristece nuestro día.
Entonces es tiempo de pensar fuera de la caja y mirar nuestras posibilidades con otros ojos. Y construirnos oportunidades desde el escenario en que estemos, cualquiera que sea.

Cada persona puede generar su propio mapa de oportunidades. Para ello, eso sí, debe comprometerse con su propio futuro. Da lo mismo si la vida nos ha visto hacer siempre lo mismo. Todos podemos desarrollar nuevas herramientas y explorar nuevos caminos. Para intentar el camino a la satisfacción, a veces será necesario desprenderse de costumbres menos importantes, a veces será necesario atreverse a cambiarse de ciudad, o estudiar algún tema. Pero siempre será posible si ponemos en ello todo nuestro espíritu. Y en la medida en que nos sintamos más cómodos nuestro cuerpo va a estar más sano.

Revisemos todos nuestros sueños. Alguno de ellos, al menos, es realizable y podemos empezar a trabajar en él. Para descubrirlos podemos preguntarnos qué haríamos si tuviéramos todo el dinero que pudiéramos gastar. Muchas veces estos sueños pueden ser una buena fuente de ingresos, también.

Leamos. Si no nos gusta leer es porque no nos hemos encontrado con la lectura correcta. Son tantos los libros que existen que alguno puede entusiasmarnos. Reír con algo de humor, conocer a los clásicos, apreciar la poesía de nuestro continente, disfrutar de un viaje por el espacio exterior, aprender un oficio, soñar con lugares lejanos, aprender de nuestras raíces, flotar en un mundo de fantasía que nos de placer… cada cual puede elegir.

Juguemos. Incluso siendo adultos, los juegos nos pueden preparar para mejores experiencias y, de todas maneras, nos ayudarán a eliminar estrés.

Investiguemos, aprendamos, que el mundo es ancho y más hermoso y con más oportunidades de las que ni siquiera soñamos. Podemos acercarnos a Internet o buscar en bibliotecas y catálogos, buscar ideas de negocios o conocimiento para planear algún proyecto. Conversemos con quienes están cerca nuestro, compartamos nuestras inquietudes, porque “uno más uno” muchas veces es más que dos.

Shakespeare nos legó esta certeza en la voz del príncipe de Dinamarca: “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía”.
Las hay. Y están allí para que vayamos a su encuentro y seamos más felices y más sanos.

sábado, 14 de febrero de 2009

Elegir el amor

Hoy, día de San Valentín, de una forma u otra, todos pensamos en el amor. En ése que dejamos ir sin luchar por él, en ése que nos iluminó la vida, en ése que soñamos, en ése que podría haber sido, en ése que tenemos pero no es el que añoramos, en ése que nos da fuerza para levantarnos cada día…

En cierta forma, tendemos a apresar al amor en una relación de pareja. Pero el amor es mucho más que eso. La unión entre dos amantes puede ser un trozo de cielo, pero hay muchas otras formas en que el amor puede inundar nuestras vidas. La voz de un amigo en el teléfono para desearnos un buen día, la sonrisa de la persona que recibió lo que quisimos compartir, la mirada de nuestros hijos, el mensaje de alguien que no conocemos, pero que llegó por Internet en el momento adecuado para reconfortarnos.

El amor es una fuerza constructiva. Dondequiera que esté.

Si las palabras del amigo entibian tu corazón… es amor.
Si el rostro plácido del hijo que duerme te da fuerzas para tomar una buena decisión… es amor.
Toda acción humana que ayuda a crear, a crecer, a mirar al futuro, a re-encantarse con los propios sueños… es amor

En oposición a ello… si estar con esa persona no nos da paz, nos da tristeza o no nos da razones para ser mejor… no es amor y debemos revisar las elecciones que hacemos día a día sin darnos cuenta.

Es nuestro deber elegir el amor por sobre el desamor. Activamente. Recordemos ese dicho: Para que el mal triunfe… basta que los hombres buenos no hagan nada. Homónimamente, para que el desamor se apodere de nuestras vidas… basta con que no busquemos activamente el amor.

Y nuestra responsabilidad primera es el amor a nosotros mismos, entendiendo cuál es nuestro lugar en el universo y cuánta diferencia podemos sembrar en el mundo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Dominemos nuestro cuerpo

Para ser dueños de las decisiones en nuestras vidas y poder tomar de ella sólo lo mejor… debemos dominar nuestra mente y nuestro cuerpo. De conducir nuestra mente ya hablaremos. Ahora el comentario tiene que ver con nuestro cuerpo, ese traje que nos acompaña durante toda esta vida, querámoslo o no. Ese traje que estará en buenas condiciones si lo tratamos bien o será una catástrofe que hará desastrosa nuestra vida si no nos hacemos responsables.

Manejemos nosotros nuestro cuerpo, nos pertenece y podemos hacerlo. Podemos tener la autonomía y la energía que deseemos. Hacer ejercicio es una tarea difícil si no entendemos por qué lo hacemos. Pero si vislumbramos, aunque sea tenuemente, las delicias que nos puede permitir un cuerpo sano… tendremos la fuerza para trotar, hacer bicicleta, caminar, nadar o lo que sea que nos propongamos como medio para mantener nuestro cuerpo a la altura de nuestros deseos. El ejercicio habitual mantendrá nuestro cuerpo sano y, lo que es más importante, capaz de hacer todas esas cosas que nos dan placer o felicidad.

¿Han disfrutado de un cuerpo sin dolores? ¿De una tarde de sexo sin límites? ¿De un paseo por la naturaleza sin la dificultad de cansarnos antes de llegar a destino? Todo esto es posible si cuidamos nuestro cuerpo. Debemos hacer ejercicio y mantenernos lejos de aquellas sustancias, alimentos y actividades que sabemos que nos hacen daño.

Busquemos el ejercicio que nos acomode mejor. Para todos hay alguna alternativa. Y démonos permiso para la aventura de vivir nuestra vida… de la mejor manera.