martes, 13 de octubre de 2009

Regalemos abrazos

Recuerdo algunos abrazos especiales en mi vida.

Guardo en un lugar especial de mi corazón uno de ellos, intenso, largo, lleno de sentimientos encontrados, una despedida. Con ese abrazo no sólo me despedí de la persona que abrazaba. Ese avión separó dos trozos de mi historia que no han vuelto a encontrar un puente. Pero el recuerdo de ese abrazo me dio fuerzas en otros momentos de mi vida.

Atesoro también un abrazo reciente, dulce, acogedor, lleno de cariño, que me dio un amigo querido, me entibió el alma y me hizo pensar en las muchas cosas que tengo que agradecer, además de su amistad.

Un abrazo puede cambiar una vida. Puede ser cariñoso, protector, dulce, sensual, o como queramos que sea. Lleva la potencia de nuestros sentimientos y nos permite recibir mensajes importantes de afecto y compañía. Puede quedarse en nuestra memoria, sirviendo de apoyo aún mucho tiempo después de haberlo recibido. Un abrazo puede transmitir mucha energía, reconfortar, acercar.

Regalemos abrazos. El mundo será mejor.

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