miércoles, 5 de agosto de 2009

Busquemos las sonrisas

Hace unos días estuve de compras en el supermercado donde habitualmente compro. Cuando pesé unas bolsas de fruta, la persona que me etiquetó los productos me devolvió una sonrisa ancha que iluminó el sector completo. Yo andaba algo triste, algo nostálgica. Y cuando vi esta luz, que me regalaba una persona que no sabía ni quién era yo, pensé que el mundo es una fuente inagotable de belleza, bondad, alegría y generosidad. Entonces desapareció mi nostalgia.

A veces caminamos por la vida tan concentrados en grandes problemas que nos perdemos esas sonrisas gratuitas y maravillosas. Ojalá podamos ir todos más despacio, para alcanzar a cruzar la mirada con la gente buena que ilumina los días. Ojalá podamos sonreír más, para iluminar la vida de otros y recibir de vuelta la mágica luz de una sonrisa.

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