miércoles, 7 de octubre de 2009

¿vale la pena amar así?

No todos tienen la suerte de tener cerca a todas las personas que aman. Algunos aman intensamente a personas que están lejos o que no los incluyen en sus vidas. ¿Vale la pena amar así?

Respecto a la distancia física he escuchado muchas opiniones encontradas al respecto. Algunas personas dicen que algunos vínculos nunca se destruyen, haya distancia o no. Otros dicen que la distancia destruye todos los vínculos de a poco. Puede que todos tengan algo de razón. Cuando hay distancia, hay lealtades que son menos evidentes, hay menos conciencia de las necesidades reales del otro. Pero, por otro lado, cuando amamos, el poder de esta fuerza no reconoce distancias y es capaz de llegar al otro lado del planeta para decirle al oído al ser amado: “Ten fuerzas, hoy va a ser un buen día”

Respecto a la distancia emocional tal vez haya más consenso en el sentido de que no vale la pena amar así. Algunos dicen que sólo si hay amor en ambas direcciones vale la pena llamarlo amor. Sin embargo, me parece importante distinguir entre amar y “querer tener”. El amor es una fuerza creativa que potencia todos los aspectos positivos de la vida. Es el anhelo puro y desinteresado de que el otro esté bien. “Querer tener” es un simple deseo, más humano, más egoísta, más pedestre, si se quiere. Y puede ser legítimo en aquellas ocasiones donde este amor es correspondido. En este contexto, amar se justifica siempre, porque las buenas voluntades mejoran el planeta. “Querer tener”, en cambio, puede ser que no aporte bienestar a ninguna de las partes.

El amor puede ser derramado al mundo sin necesidad de esperar que regrese algo a cambio. Y todos podemos hacerlo. Hacia seres que son parte importante de nuestros sueños o hacia el resto de los humanos, sin nombre, sin rostro, por el sólo deseo de mejorar nuestra humanidad. Todo lo que brote de nuestras conciencias volverá a nosotros de alguna forma. Elijamos que eso sea amor, armonía, esperanza. Pensemos positivo para crear un mundo mejor, amemos lo que somos, lo que tenemos, esa unidad universal en la que participamos todos, siempre vale la pena.

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