viernes, 27 de febrero de 2009

Soltar, Soltar, que la vida se va a acabar.

Dirigir conscientemente nuestra vida, nuestras decisiones, es muy importante para sentirse satisfecho con cada logro. Pero existe un horizonte que no debemos sobrepasar para no dañarnos ni perjudicar a otros. Un excesivo control será fuente de gran stress.

Debemos aprender a desligarnos de esas situaciones de nuestro propio pasado que se prolongan más allá de lo que resulta sano.

A veces le damos vueltas, una y otra vez, a asuntos que ya han decantado por su propio peso. Pero la remota esperanza de que la situación cambie en forma mágica nos sujeta y no cerramos la puerta. Y seguimos sufriendo. Por la pareja que ya nos comunicó que no nos ama, por el pariente que nos hirió y nunca se disculpó, por la madre que nos mintió y nos hizo sentir enrabiados. Debemos ejercitarnos en dejar ir.

Y también debemos educarnos para soltar esas situaciones ajenas que intentamos controlar sin que sea nuestra, verdaderamente, la responsabilidad del asunto.

Controlar a los demás no siempre se manifiesta dándoles órdenes. Hay diferentes maneras de exteriorizar esto.

En ocasiones, lo que hacemos es solucionarle todos los problemas a los hijos, impidiéndoles enfrentarse a la necesidad de conseguir una solución. Cuando somos padres, una de nuestras responsabilidades es permitir que nuestros hijos crezcan, aprendan a solucionar inconvenientes, y a sobrevivir. Deben desarrollar herramientas, idealmente primero con complicaciones pequeñas. Si el proceso es paulatino, cuando lleguen a los problemas graves ya tendrán herramientas para resolver por su cuenta. Si solucionamos nosotros todos los primeros dilemas, se enfrentarán a dificultades graves sin haber ejercitado nunca su capacidad de decidir. Y sufrirán mucho.

Otras veces somos verdaderos tutores de adultos que ya pueden tomar sus decisiones y tienen derecho a equivocarse. Pero ignoramos su capacidad de elegir. Invadimos el espacio de seres queridos, como nuestra pareja, tomando decisiones por ellos como si fuéramos la madre o el padre de un niño pequeño.

En otras circunstancias, intentamos que nos den más información de la que debemos recibir. Deseamos saber todo lo que ocurre, cuando en realidad, no tenemos las atribuciones para remediar todos los males.

Hay muchas maneras de quedarnos sujetos a un pasado o a una idea de ser útil, que nos impiden seguir avanzando. Debemos revisar todas esas puertas aún abiertas a dolores o intervenciones que tenemos que dejar pasar. Cerrémoslas, para que puedan abrirse otras, a realidades más brillantes, a una vida mejor.

jueves, 26 de febrero de 2009

Preguntas para contestarlas en secreto

La búsqueda de la felicidad es un proceso activo. Y en este camino, a veces debemos sentarnos en silencio, sólo con nosotros mismos, para alinear nuestros sueños con nuestras acciones de cada día. Para esos momentos en solitario, puede ser de ayuda esta colección de preguntas. No están ordenadas por jerarquía y no constituyen un cuestionario propiamente tal. Son, simplemente, gatillos para iniciar esa conversación íntima.

¿Qué es lo más importante para mí, tanto que si falta dejo de ser yo?
¿Lo tengo?
¿Qué cosas deseo, aunque no modifican mi esencia y podrían permitirme negociar con mis seres queridos?
¿Qué cosas estoy defendiendo que no son tan trascendentales para mí?
¿Qué precio estoy pagando por ello?
Con mis deseos ¿hiero a alguien?
¿Qué cosas quisiera sacar de mi vida?
¿Por qué no lo he hecho aún?

¿Intento ser feliz?
¿Me doy cuenta de que merezco ser feliz?
¿Trabajo para que haya armonía a mi alrededor? Y si es así ¿Lo hago manteniendo respeto por mí? ¿Y manteniendo también el respeto por los demás?

¿Respeto el espacio vital de mis cercanos o intento controlar sus vidas?
¿Elijo desear lo mejor a los otros? ¿O guardo pensamientos negativos para con ellos, como rabia, envidia?

¿Elijo la gratitud por todo lo que tengo o el sufrimiento por lo que me falta?

¿Me preocupan problemas reales que ya ocurrieron? ¿O la simple posibilidad de algo que todavía no llegó?

Si tuviera todo el dinero que quisiera, ¿a qué me gustaría dedicarme? ¿Y por qué? ¿Qué me atrae de esa actividad? ¿Podría llegar a realizarla aunque no tenga demasiado dinero?

¿Qué asuntos tengo inconclusos? ¿Puedo terminar algunos? ¿Puedo olvidar el resto?

Esta conversación debe sostenerse cada cierto tiempo. Mantener ese contacto íntimo con nosotros mismos puede ayudarnos a ser más felices, a vivir mejor.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Queremos estar sanos?

Cuando estamos enfermos hay una perturbación en el equilibrio que debe existir entre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Y sufrimos por ello. Puede ser a través de un dolor, de una deformación o de la simple convicción de estar dañados. Pero, en definitiva, perdemos felicidad.

No estar sanos puede ser la consecuencia de malos hábitos, que hemos adquirido por no darle importancia a nuestro cuidado. Al mismo tiempo, esta condición es un llamado de auxilio del organismo para que modifiquemos esas costumbres que nos hacen daño y evitemos un mal mayor. Si es así, debemos identificar ese hábito y modificarlo para mejorar nuestro bienestar.

La enfermedad puede ser una alerta para darnos cuenta de que debemos modificar algo significativo en nuestras decisiones. O bien puede ser necesaria esta limitación para descubrir algo de más trascendencia. Puede ser un elemento substancial para cumplir con nuestra misión. Muchas personas encuentran la razón de su vida tras un accidente u otro problema de salud grave.

Esto es más difícil de descubrir y asumir, pero también puede ser un hábito en sí mismo, para desligarnos de las responsabilidades que tenemos con el mundo o recibir beneficios por nuestra situación. Estar enfermo puede hacer la vida más difícil, pero, de igual forma, puede hacerla más fácil en algún sentido específico, si cerca de nosotros hay quienes nos reemplazan en tareas que fueron nuestras o nos prestan más atención. Incluso puede llegar a ser una forma de manipular el entorno. El problema es que es una forma de obtener el objetivo que no nos aporta felicidad.

No me malinterpreten, aquí no hay maldad por parte del enfermo, sólo necesidades que se canalizan mal. Nadie quiere sufrir o hacer sufrir conscientemente. Muchos de estos procesos son inconscientes. Y, a veces, además, muy difíciles de analizar. Pero, en cualquiera de los casos anteriores, ha habido múltiples elecciones que hemos hecho que han influido en nuestro estado. Todos podemos revisar nuestras vidas y cómo las hemos estado viviendo para comenzar con algunos cambios refrescantes.

Darnos cuenta de qué cosas son primordiales para nosotros, y cuáles no…es un buen punto de partida. Priorizar nos permite desechar la paja y conservar el grano. Seguimos construyendo nuestras vidas, día a día, con las decisiones que tomamos hoy y las que tomaremos en los próximos días y años. Y con las que dejamos de tomar, porque esa pasividad también es una opción.

Es importante no olvidar que, asimismo, hay trastornos que sólo cumplen con el rol de ayudarnos a partir de este mundo. En tal caso, debemos considerarlas como la oportunidad de preparar nuestra partida y no dejar cosas elementales inconclusas.

Es bueno revisar las dolencias que nos acompañan, puede ser que descubramos algo de lo que he mencionado. En tal caso, debemos hacer las correcciones del caso, para no eternizar las dificultades que podamos tener para cumplir con nuestra misión. Y porque sin enfermedades podemos ser más felices y vivir mejor.

domingo, 22 de febrero de 2009

Alimentémonos para vivir bien

Ayudemos a nuestro cuerpo a ser fuerte para cumplir con la misión que hemos elegido. Escuchemos sus solicitudes y sus quejas. El organismo humano es una máquina maravillosa capaz de comunicarse con nuestra mente en forma prodigiosa. Pero a veces hacemos oídos sordos de sus avisos.

Si tenemos la sensación de haber comido demasiado, probablemente ha sido así. Si tenemos hambre es porque nuestro organismo necesita recibir nutrientes para realizar los procesos de reparación y mantención de tejidos y órganos. Si tenemos sed debemos beber agua.

Cuando algunos alimentos nos hacen sentir mal repetidamente debemos revisar el tema. Puede estar ocurriendo una de estas dos cosas:
• Hemos pasado mucho tiempo sin consumir este producto y debemos prepararnos nuevamente para consumirlo. Tal vez deban inducirse (aumentar la producción) de algunas enzimas necesarias para la digestión de algunos de los nutrientes que contiene.
• Debemos evitar ese plato porque contiene sustancias que nuestro organismo no puede digerir completamente.

La alimentación puede ser una gran aliada para cumplir con nuestros sueños. Elijamos aquello que nos beneficia.
Consumamos:
• Bastante fibra. Se encuentra en frutas y verduras.
• Mucha agua. No es obligación que sea fría o recién obtenida de la cañería. Puede ser agua de hierbas, un té, jugos de fruta.
• Proteínas. El huevo y las leguminosas (en Chile legumbres) son una buena fuente.
• Vitaminas y antioxidantes. Consuma frutas crudas frecuentemente.
• Hidratos de carbono no refinados. El arroz, las papas, las leguminosas aportan este tipo de carbohidratos.
• Grasas de origen vegetal.

Seamos conscientes de lo que decidimos cada vez que comemos o dejamos de comer algo. El alimento no puede gobernarnos, nosotros somos más poderosos. Nosotros somos los seres pensantes, el alimento es inanimado y no puede invadirnos si no se lo permitimos. Nosotros elegimos. www.estilosaludable.org puede ayudar a hacer una buena elección.

martes, 17 de febrero de 2009

Todos somos importantes

Cada uno de nosotros es un eslabón importante en la gran cadena del universo, somos irreemplazables en nuestra misión. Si entendemos la importancia de nuestro rol en el universo, nos haremos cargo de la gran responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y con los demás. Nos querremos más. Y cuidaremos nuestra salud.

Mientras las cosas fluyen como se espera hay trabajos que son invisibles. Tomemos como ejemplo los recolectores de basura. Su trabajo es invisible para casi toda la ciudad. Pero si falta su aporte nuestro mundo se desestabiliza. Siguiendo con el ejemplo ¿Qué haríamos con la basura en casa, eternamente?

El aporte que podemos hacer al mundo (todos) es muy valioso, aunque a veces nos pareciera que no. Y debemos resguardar nuestra habilidad para llevarlo a cabo.

Nuestra salud es nuestra responsabilidad, intransferible. Los demás pueden ayudar, pero nuestra vida estará siempre en nuestras manos, sea que queramos coger las riendas o no.

Evitar nuestra misión en la vida nos perjudica a nosotros mismos, porque nos aleja de la felicidad y al resto del mundo, que espera de nosotros muchas cosas.

Todos somos importantes en la red de la humanidad, necesarios para que otros puedan cumplir con su misión. Del resultado de esta intrincada tela de araña surge el mundo que conocemos. Sin duda, es mejor si nadie se margina del resto de los humanos. Y para no hacerlo involuntariamente debemos cuidar nuestra salud: alimentarnos bien, dormir bien, hacer ejercicio, tener un proyecto de vida, tener una actitud positiva frente a la vida y a quienes nos rodean.

Si somos fuertes y felices, podremos, con certeza, mejorar este mundo para otros y para nosotros mismos.

domingo, 15 de febrero de 2009

Inventemos nuestras oportunidades

La desesperanza a veces invade la vida porque vemos sólo los caminos tradicionales. Y nos amarramos a dificultades y vidas limitadas porque nos da susto probar situaciones inciertas. Y nuestro cuerpo se rebela, y nos cuesta dormir y se entristece nuestro día.
Entonces es tiempo de pensar fuera de la caja y mirar nuestras posibilidades con otros ojos. Y construirnos oportunidades desde el escenario en que estemos, cualquiera que sea.

Cada persona puede generar su propio mapa de oportunidades. Para ello, eso sí, debe comprometerse con su propio futuro. Da lo mismo si la vida nos ha visto hacer siempre lo mismo. Todos podemos desarrollar nuevas herramientas y explorar nuevos caminos. Para intentar el camino a la satisfacción, a veces será necesario desprenderse de costumbres menos importantes, a veces será necesario atreverse a cambiarse de ciudad, o estudiar algún tema. Pero siempre será posible si ponemos en ello todo nuestro espíritu. Y en la medida en que nos sintamos más cómodos nuestro cuerpo va a estar más sano.

Revisemos todos nuestros sueños. Alguno de ellos, al menos, es realizable y podemos empezar a trabajar en él. Para descubrirlos podemos preguntarnos qué haríamos si tuviéramos todo el dinero que pudiéramos gastar. Muchas veces estos sueños pueden ser una buena fuente de ingresos, también.

Leamos. Si no nos gusta leer es porque no nos hemos encontrado con la lectura correcta. Son tantos los libros que existen que alguno puede entusiasmarnos. Reír con algo de humor, conocer a los clásicos, apreciar la poesía de nuestro continente, disfrutar de un viaje por el espacio exterior, aprender un oficio, soñar con lugares lejanos, aprender de nuestras raíces, flotar en un mundo de fantasía que nos de placer… cada cual puede elegir.

Juguemos. Incluso siendo adultos, los juegos nos pueden preparar para mejores experiencias y, de todas maneras, nos ayudarán a eliminar estrés.

Investiguemos, aprendamos, que el mundo es ancho y más hermoso y con más oportunidades de las que ni siquiera soñamos. Podemos acercarnos a Internet o buscar en bibliotecas y catálogos, buscar ideas de negocios o conocimiento para planear algún proyecto. Conversemos con quienes están cerca nuestro, compartamos nuestras inquietudes, porque “uno más uno” muchas veces es más que dos.

Shakespeare nos legó esta certeza en la voz del príncipe de Dinamarca: “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía”.
Las hay. Y están allí para que vayamos a su encuentro y seamos más felices y más sanos.

sábado, 14 de febrero de 2009

Elegir el amor

Hoy, día de San Valentín, de una forma u otra, todos pensamos en el amor. En ése que dejamos ir sin luchar por él, en ése que nos iluminó la vida, en ése que soñamos, en ése que podría haber sido, en ése que tenemos pero no es el que añoramos, en ése que nos da fuerza para levantarnos cada día…

En cierta forma, tendemos a apresar al amor en una relación de pareja. Pero el amor es mucho más que eso. La unión entre dos amantes puede ser un trozo de cielo, pero hay muchas otras formas en que el amor puede inundar nuestras vidas. La voz de un amigo en el teléfono para desearnos un buen día, la sonrisa de la persona que recibió lo que quisimos compartir, la mirada de nuestros hijos, el mensaje de alguien que no conocemos, pero que llegó por Internet en el momento adecuado para reconfortarnos.

El amor es una fuerza constructiva. Dondequiera que esté.

Si las palabras del amigo entibian tu corazón… es amor.
Si el rostro plácido del hijo que duerme te da fuerzas para tomar una buena decisión… es amor.
Toda acción humana que ayuda a crear, a crecer, a mirar al futuro, a re-encantarse con los propios sueños… es amor

En oposición a ello… si estar con esa persona no nos da paz, nos da tristeza o no nos da razones para ser mejor… no es amor y debemos revisar las elecciones que hacemos día a día sin darnos cuenta.

Es nuestro deber elegir el amor por sobre el desamor. Activamente. Recordemos ese dicho: Para que el mal triunfe… basta que los hombres buenos no hagan nada. Homónimamente, para que el desamor se apodere de nuestras vidas… basta con que no busquemos activamente el amor.

Y nuestra responsabilidad primera es el amor a nosotros mismos, entendiendo cuál es nuestro lugar en el universo y cuánta diferencia podemos sembrar en el mundo.

viernes, 13 de febrero de 2009

Dominemos nuestro cuerpo

Para ser dueños de las decisiones en nuestras vidas y poder tomar de ella sólo lo mejor… debemos dominar nuestra mente y nuestro cuerpo. De conducir nuestra mente ya hablaremos. Ahora el comentario tiene que ver con nuestro cuerpo, ese traje que nos acompaña durante toda esta vida, querámoslo o no. Ese traje que estará en buenas condiciones si lo tratamos bien o será una catástrofe que hará desastrosa nuestra vida si no nos hacemos responsables.

Manejemos nosotros nuestro cuerpo, nos pertenece y podemos hacerlo. Podemos tener la autonomía y la energía que deseemos. Hacer ejercicio es una tarea difícil si no entendemos por qué lo hacemos. Pero si vislumbramos, aunque sea tenuemente, las delicias que nos puede permitir un cuerpo sano… tendremos la fuerza para trotar, hacer bicicleta, caminar, nadar o lo que sea que nos propongamos como medio para mantener nuestro cuerpo a la altura de nuestros deseos. El ejercicio habitual mantendrá nuestro cuerpo sano y, lo que es más importante, capaz de hacer todas esas cosas que nos dan placer o felicidad.

¿Han disfrutado de un cuerpo sin dolores? ¿De una tarde de sexo sin límites? ¿De un paseo por la naturaleza sin la dificultad de cansarnos antes de llegar a destino? Todo esto es posible si cuidamos nuestro cuerpo. Debemos hacer ejercicio y mantenernos lejos de aquellas sustancias, alimentos y actividades que sabemos que nos hacen daño.

Busquemos el ejercicio que nos acomode mejor. Para todos hay alguna alternativa. Y démonos permiso para la aventura de vivir nuestra vida… de la mejor manera.

martes, 10 de febrero de 2009

Ser feliz es una decisión

Somos dueños de nuestra vida. Y podemos elegir estancarnos en cada obstáculo que se nos presente o ser felices. Nosotros construimos nuestras vidas.

Tomamos decisiones a cada momento. Cuando preferimos hacer algo y cuando optamos por no hacer nada.

Cuando nos resignamos a que las circunstancias nos sobrepasen, cuando cedemos al deseo de comer algún alimento que nos hace daño, cuando permitimos que alguien nos falte el respeto.

Cuando resolvemos poner límites a las personas que no nos respetan, cuando adoptamos una dieta adecuada, cuando elegimos abandonar las excusas para no tomar decisiones importantes para nuestro futuro.

Cuando dejamos que la rutina que nos disgusta se mantenga en vez de arriesgarnos a una incerteza que pudiera hacernos más felices. Y también cuando decidimos tomar el destino en nuestras manos, yendo detrás de nuestros sueños.

La felicidad no llega por casualidad, como un concurso de azar. Llega cuando hemos abierto los ojos a las maravillas que nos ofrece la vida y a la fuerza de nuestras resoluciones.

No podemos esperar que los demás construyan el camino hacia nuestros sueños, trabajar por ellos es una responsabilidad intransferible. Los sueños son la forma en que el universo nos muestra nuestra misión. Los demás seres humanos necesitan que cumplamos con ella. Y nosotros también.

Cada decisión implica un costo. Incluso cuando no hacemos nada hay una determinación a dejar pasar algo y una renuncia involucrada, tal vez a ser felices y hacer feliz a alguien más.

Decidamos ser felices. Por supuesto que habrá algún sacrificio de por medio. Pero nuestra felicidad iluminará el planeta y, con absoluta certeza, hará feliz a alguien que nos ama. ¿Verdad que vale la pena?

domingo, 8 de febrero de 2009

Gracias por lo que ya tenemos

Si hacemos el ejercicio de agradecer lo que tenemos vamos descubriendo que en realidad tenemos mucho más de lo que pensábamos. Descubrimos que, en realidad, somos más felices de lo que creíamos.
La mayoría de nosotros puede hacer cosas asombrosas, como ver el cielo, caminar, beber una taza de té al atardecer, conversar, hacer nuevos amigos, disfrutar del ruido del viento entre los árboles, enterarse de lo que ocurre en otro rincón del planeta, ver paisajes de tierras remotas gracias a la tecnología. Podemos comer todos los días, dormir en una cama tibia, elegir la ropa que nos pondremos.
Muchas veces pensamos que estas cosas vienen por defecto con la vida y no es necesario agradecerlas. Pero aunque hayan llegado a nosotros sin haberlas solicitado son un privilegio del que debemos estar conscientes.
Cada uno de nosotros puede soñar lo que desee. Y si el sueño es lo suficientemente fuerte y trabajamos por él... incluso podremos hacerlo realidad.
Y por todas estas cosas debemos agradecer. Al universo, a Dios, a la gran unidad del cosmos, da lo mismo. Pero la sensación de gratitud debe acompañarnos siempre que disfrutamos de lo que nuestros sentidos y nuestros pensamientos nos regalan.
Revisemos nuestro día, momento a momento, y podremos hacer una gran lista de razones para estar agradecidos. El café con leche de la mañana, la ducha tibia, el poder comunicarnos con el resto del mundo, el trabajo que nos permite aportar valor al mundo, las sonrisas que nos dedican durante el día. Y las que nosotros podemos regalar, que pueden cambiarle la vida a alguien...
Gracias, Violeta, por tu hermosa canción
, "Gracias a la vida", que debería ser una inspiración diaria.
Gracias, a Dios, al Universo, porque hay cosas maravillosas en mi vida. Y porque tal vez te ayude a ver las cosas maravillosas que hay en la tuya.

sábado, 7 de febrero de 2009

Todos podemos vivir mejor

Vivir mejor es un anhelo que todos guardamos en algún bolsillo del alma o de la mente. No es completamente fácil, eso sí, hacerse responsable de este proyecto en nuestras vidas. Sin embargo, es posible. Yo decidí vivir mejor y estoy trabajando para eso. Y también decidí ayudar a otros a vivir mejor, por lo que voy a compartir mis aprendizajes.
He tenido que tomar consciencia de muchas cosas en el camino. No ha sido del todo fácil para mí tampoco. Pero creo que ha valido la pena. Soy dueña de mi vida y quiero compartir esta sensación con quienes deseen tener una experiencia similar.
Compartiré los diálogos internos, las dudas y las certezas. A lo largo de mi vida he acumulado impresiones, descubrimientos y conclusiones que serán una invitación para los que estén preparados para escuchar.
Vivir mejor significa ser más feliz. Y eso hace que valga la pena aventurarse por este camino.