sábado, 13 de junio de 2009

¿Soñar? ¿Planear?

Hace poco leía un artículo que diferenciaba a los sueños de las metas. Definía a los primeros como ideas sin sentido ni dirección y a las últimas como la pulcra hermana que sí tiene sentido y claridad absoluta del fin. Comparto con el autor la idea de que las metas son deseables y permiten diseñar rutas. Sé que ordenan la vida y ayudan a establecer prioridades. Pero los sueños… esos momentos de arrobo absoluto frente al paño sin cortar del infinito todo… ¿no son la semilla de la meta que germinará en el útero de la consciencia? Yo quisiera, más bien, pensar que ese ideal nos llevó al camino que debemos andar. Como lo dijo George Bernard Shaw antes que yo… “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él”. Y allí entran las racionales metas que permiten establecer un plan.

Vuelvo al arrobo ilimitado de la ilusión. Fantasear suele ser un gran solaz para el alma. Pero debemos tener cuidado de no soñar como el gato de callejón que se lame las heridas pensando en ir tras aquel que lo dejó cojeando. Debemos ir tras grandes visiones. Nuestras quimeras pueden dar origen a grandes revoluciones. Gustave Flaubert nos advirtió: “Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos”

Y por sobre todo, debemos estar conscientes del gran poder de nuestros anhelos. Ya lo decían nuestros abuelos… “Cuida tus sueños, porque pueden realizarse”

No hay comentarios: