domingo, 11 de octubre de 2009

¿Se lo presentarías a tu mamá?

Cuando estamos con una nueva pareja las cosas suelen flotar alrededor nuestro y no dimensionamos correctamente lo que ocurre. Al cabo de un tiempo, puede que sintamos lo mismo en una dimensión más real, pero también puede cambiar nuestra percepción, y ya habremos tomado muchas decisiones que pueden afectar nuestro futuro. ¿Habrá alguna de alertar a nuestro cerebro si algo no es completamente sano?

Hace muchos años, un compañero de curso me hizo una pregunta que sólo cobró verdadero significado muchos años después. Yo le contaba de una nueva pareja, pero también le expresaba mis dudas sobre lo adecuado o no que pudiera ser mantener esta relación en el tiempo. Él me miró y me preguntó ¿se lo presentarías a tu mamá?

Cuando uno se enfrenta a esta pregunta, no sólo analiza su principal marco de referencia, la familia. También se pone inconscientemente en la perspectiva de los seres que le aman a uno y le desean lo mejor. Y puede ayudar a contestar la pregunta original ¿es adecuado? Es verdad que muchas veces tenemos conflictos y diferencias de opinión con la familia. Pero el vínculo está ahí por razones más potentes que las que logramos ver.

Esta pregunta nos lleva, sin que lo captemos concientemente, a ponernos en el lugar de personas que, además de amarnos, ven la escena de una forma más objetiva. Tal vez, durante la adolescencia esto sea especialmente resistido e, irónicamente especialmente necesario. Sin embargo, en nuestra vida adulta, también puede ocurrir que la pregunta nos ayude a evaluar esa amistad, esa pareja, esa sociedad, de la forma en que lo harían personas que nos conocen y nos aman. Es verdad que, de adultos, deberíamos tener la capacidad de tomar nuestras propias decisiones. Pero eso no significa, necesariamente, que debamos ignorar lo que otros pueden contribuir a nuestro proceso de decisión.

No hay comentarios: