domingo, 15 de febrero de 2009

Inventemos nuestras oportunidades

La desesperanza a veces invade la vida porque vemos sólo los caminos tradicionales. Y nos amarramos a dificultades y vidas limitadas porque nos da susto probar situaciones inciertas. Y nuestro cuerpo se rebela, y nos cuesta dormir y se entristece nuestro día.
Entonces es tiempo de pensar fuera de la caja y mirar nuestras posibilidades con otros ojos. Y construirnos oportunidades desde el escenario en que estemos, cualquiera que sea.

Cada persona puede generar su propio mapa de oportunidades. Para ello, eso sí, debe comprometerse con su propio futuro. Da lo mismo si la vida nos ha visto hacer siempre lo mismo. Todos podemos desarrollar nuevas herramientas y explorar nuevos caminos. Para intentar el camino a la satisfacción, a veces será necesario desprenderse de costumbres menos importantes, a veces será necesario atreverse a cambiarse de ciudad, o estudiar algún tema. Pero siempre será posible si ponemos en ello todo nuestro espíritu. Y en la medida en que nos sintamos más cómodos nuestro cuerpo va a estar más sano.

Revisemos todos nuestros sueños. Alguno de ellos, al menos, es realizable y podemos empezar a trabajar en él. Para descubrirlos podemos preguntarnos qué haríamos si tuviéramos todo el dinero que pudiéramos gastar. Muchas veces estos sueños pueden ser una buena fuente de ingresos, también.

Leamos. Si no nos gusta leer es porque no nos hemos encontrado con la lectura correcta. Son tantos los libros que existen que alguno puede entusiasmarnos. Reír con algo de humor, conocer a los clásicos, apreciar la poesía de nuestro continente, disfrutar de un viaje por el espacio exterior, aprender un oficio, soñar con lugares lejanos, aprender de nuestras raíces, flotar en un mundo de fantasía que nos de placer… cada cual puede elegir.

Juguemos. Incluso siendo adultos, los juegos nos pueden preparar para mejores experiencias y, de todas maneras, nos ayudarán a eliminar estrés.

Investiguemos, aprendamos, que el mundo es ancho y más hermoso y con más oportunidades de las que ni siquiera soñamos. Podemos acercarnos a Internet o buscar en bibliotecas y catálogos, buscar ideas de negocios o conocimiento para planear algún proyecto. Conversemos con quienes están cerca nuestro, compartamos nuestras inquietudes, porque “uno más uno” muchas veces es más que dos.

Shakespeare nos legó esta certeza en la voz del príncipe de Dinamarca: “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía”.
Las hay. Y están allí para que vayamos a su encuentro y seamos más felices y más sanos.

No hay comentarios: