viernes, 5 de junio de 2009

Sabor a cielo

Los alimentos tienen sabor, textura, aromas. Y a través de estas características nos pueden llevar a cielos indescriptibles. El placer de ese bocado favorito puede detener la lágrima. La sensualidad de algunas frutas puede abrir caminos hacia experiencias de placer sin barreras. ¿Cuántas veces agradecemos este regalo de la naturaleza como corresponde a su valor?

Hace muchos años, una escena de una película japonesa me cautivó por lo simple y grande al mismo tiempo. Una pareja de amantes compraba con algunas monedas, que habían sido muy difíciles de conseguir, un par de pasteles que no eran más grandes que una nuez. Luego, estos campesinos japoneses, acostumbrados a una vida extremadamente dura, comían estos pasteles en un éxtasis envidiable. Además de entender con este suceso que la capacidad de sentir goce no está en el exterior, me quedó en el alma una lección que agradezco hasta el día de hoy. Los sabores nos ayudan a construir momentos, recuerdos, ensoñaciones… y se queda ahí con nosotros un tiempo largo aunque lo que hayamos comido no sea una gran cantidad. De hecho, el recuerdo del sabor es el mismo después de un trozo o de cinco. Y puede volver una y otra vez a nuestra memoria para elaborar nuevas sensaciones o vivencias.

El sabor es una invitación al deleite, al erotismo, al agrado, a buscar los buenos recuerdos. Es un regalo de la naturaleza para que todos nuestros días puedan ser especiales.

Si quiere hacerse un regalo de sabor visite: http://produccionespaprika.blogspot.com

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