martes, 30 de junio de 2009

Agradecer en vez de odiar

Todas las relaciones con las que nos enfrentamos en la vida tienen algún propósito que debemos entender y honrar.

Incluso aquellas relaciones que nos han hecho sufrir, amigos, maridos, mujeres, profesores. Pueden ser, sin que lo advirtamos, ángeles que nos han puesto en alguna situación que debemos resolver o que nos han impuesto alguna dificultad para que nos diéramos cuenta de algo importante.

Antes de odiar a esas personas que nos inflingieron algún daño… pensemos.

¿Será que esa experiencia era necesaria para llegar a ser quienes somos ahora? Tal vez debíamos templar nuestra alma para adquirir la fuerza que ahora nos permite enfrentar desafíos importantes.

¿Será que debíamos enfrentarnos a una situación para aprender una lección? Tal vez era importante vivir nuevamente alguna situación que no habíamos manejado bien antes…

Esa persona que nos hizo sentir tanta rabia… tal vez sólo ayudaba a nuestra alma a crecer. Entonces… ¿no será mejor agradecer en vez de odiar?

martes, 23 de junio de 2009

Para vivir mejor

Para vivir mejor cada ser humano debe descubrir su fórmula. En este proceso probablemente nadie podrá reemplazarlo. Cada uno deberá tener una conversación privada consigo mismo para descubrir sus prioridades, sus valores intransables, lo que puede dejar ir. Porque para disfrutar todo lo que la vida puede darnos no sólo es necesario estar sano desde un punto de vista fisiológico o físico. También hay que aprender a ser feliz.

A continuación 7 recomendaciones generales que pueden ayudar a encontrar el camino personal:

1. Búsqueda espiritual. Esta búsqueda parte por nuestro propio yo y sigue con la búsqueda de la trascendencia.

2. Profundizar algunas relaciones personales, incluyendo la relación primaria. El cable a tierra más potente de los seres humanos siempre es una relación personal.

3. Buscar y respetar lo que aquellos con más experiencia, tienen que enseñar. En una era donde cada vez hay más personas con muchos años de estudios formales a veces menospreciamos lo que la experiencia bien adquirida puede enseñarnos. Con el filtro de nuestro buen criterio, debemos revisar las experiencias de los mayores y de aquellos que, sin ser mayores, sin ser más poderosos, sin ser más ricos... igual pueden darnos grandes lecciones, porque vivieron algo que nosotros no.

4. Darse tiempo para salir a la naturaleza y cuidarla. La obra de Dios es evidente en cada detalle de la naturaleza, el perfil de la nuestra cordillera, el sonido del agua que corre, la multitud de colores; y todo está ahí gratis, para nosotros. Y debería estar ahí para nuestros nietos.

5. Explorar el interior por las habilidades no explotadas, mirar la infancia. Debemos estar alertas a las señales del universo, mirar con los ojos ávidos de novedad de un niño. Hay muchas cosas que no hemos intentado, pero podemos hacer bien y tal vez nos den sensación de plenitud. Muchos sueños que con la ayuda de los que nos quieren podrían ser una realidad espectacular. (¡Nunca es tarde!)

6. Dar. Dar hasta que duela. Dar no sólo lo que tenemos, sino lo que somos. Sonreir, acompañar, escuchar son formas superiores de dar.

7. Evitar la “comida chatarra” para el alma. Rodearse de buena música. Masaru Emoto demostró que con pensamientos positivos y buena música se forman cristales de agua hermosos y con pensamientos negativos y algunos tipos de música se forman estructuras aberrantes. Acercarse a personas positivas, usar lenguaje positivo (base de la Programación Neurolingúistica). Crear ambientes armónicos, sin exceso de adornos ni cosas inútiles.

Buena suerte en este viaje.

sábado, 20 de junio de 2009

Todo dolor tiene un sentido

Hay ángeles que se cruzan en nuestras vidas para presentarnos un dolor que debemos vivir para aprender algo en nuestro crecimiento.

Esos dolores darán un fruto de amor que no siempre se comprende a la primera lectura. A veces hay que volver una y otra vez al mismo dolor florecido en el alma para llegar a entender por qué se cruzó en nuestro camino. Pero el proceso de evolución del espíritu bien vale la pena.

Ningún dolor debe quedar sin sentido. Debemos honrar a los que nos han ayudado a encontrarnos con este sufrimiento, buscando la razón de por qué debemos vivir esta experiencia.

Siempre que sentimos una pérdida hay dolor. Pero esa ausencia nos permite emprender alguna tarea que no podríamos lograr si la situación no hubiera cambiado. A veces. por el dolor, se estrechan lazos de amor que antes no valorábamos en su justo alcance, desarrollamos una fuerza que nos permite vivir más fácilmente después, aprendemos a conocernos mejor y a reconocer las señales de felicidad, o asimilamos las fuentes diarias de alegría y paz.

Como sea que nos haga crecer el dolor, debemos descubrir el regalo de amor que viene oculto en él.

martes, 16 de junio de 2009

Ese difícil perdón

En nuestras relaciones interpersonales, muchas veces ocurren hechos que nos hacen sufrir o dañan a otros. Esas situaciones, a veces, toman lugar en nuestras vidas y se arrastran por nuestros días sin dejarnos libres. Y son un lastre que nos dificulta amarnos, o ver la belleza en el amanecer, en las hojas del otoño, en las sonrisas ajenas, en los pequeños gestos de generosidad que otros seres humanos regalan.

Para alivianar esa carga que a veces dobla nuestras espaldas hay un secreto, fácil y difícil a la vez. El perdón.

Cuando conseguimos perdonar, cuando logramos recordar sin dolor, nuestro cuerpo es más liviano de llevar, nuestra felicidad es más fácil de alimentar. Para eso a veces basta entender que el otro vivía sus propios dolores cuando nos dañó. En otras circunstancias tendremos que aceptar que la opción de esa persona que nos hizo sufrir fue una decisión cuya responsabilidad le corresponde al otro y que nosotros no podemos controlar.

Cada dolor es distinto y tendremos que preguntarnos muchas veces por qué nos duele tanto la ofensa. Con sorpresa, algunas veces descubriremos que la magnitud del dolor no corresponde a la ofensa, sino a otros fantasmas que cargamos desde antes.

Para perdonar es necesario, eso sí, buscar intencionadamente la forma de hacerlo. Puede decirse que es nuestra responsabilidad de alguna manera.

Lo magnífico de esto es lo liberador que es el perdón. Una vez que hemos perdonado nos libramos de un peso. Sea que perdonemos a otro o a nosotros mismos. Porque muchas veces tenemos que ejercer este cometido con nuestros propias caídas. Debemos aprender de nuestros errores, no castigarnos eternamente por ellos.

No importa quién haya cometido la falta, absolverle de culpa nos liberará y nos permitirá ser más felices… vivir mejor.

sábado, 13 de junio de 2009

¿Soñar? ¿Planear?

Hace poco leía un artículo que diferenciaba a los sueños de las metas. Definía a los primeros como ideas sin sentido ni dirección y a las últimas como la pulcra hermana que sí tiene sentido y claridad absoluta del fin. Comparto con el autor la idea de que las metas son deseables y permiten diseñar rutas. Sé que ordenan la vida y ayudan a establecer prioridades. Pero los sueños… esos momentos de arrobo absoluto frente al paño sin cortar del infinito todo… ¿no son la semilla de la meta que germinará en el útero de la consciencia? Yo quisiera, más bien, pensar que ese ideal nos llevó al camino que debemos andar. Como lo dijo George Bernard Shaw antes que yo… “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él”. Y allí entran las racionales metas que permiten establecer un plan.

Vuelvo al arrobo ilimitado de la ilusión. Fantasear suele ser un gran solaz para el alma. Pero debemos tener cuidado de no soñar como el gato de callejón que se lame las heridas pensando en ir tras aquel que lo dejó cojeando. Debemos ir tras grandes visiones. Nuestras quimeras pueden dar origen a grandes revoluciones. Gustave Flaubert nos advirtió: “Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos”

Y por sobre todo, debemos estar conscientes del gran poder de nuestros anhelos. Ya lo decían nuestros abuelos… “Cuida tus sueños, porque pueden realizarse”

jueves, 11 de junio de 2009

El marketing aplicado a la salud

No, no voy a hablar de publicidad. Ni es una clase teórica sobre cómo se comporta el mercado de los servicios de salud. Sólo quiero dar algunas ideas prácticas para mejorar nuestra salud usando los principios básicos del marketing

Precio

Cada temporada tiene sus frutas y verduras características. Y sabemos por experiencia que cuando una verdura o verdura está en su estación es más barata. Esta es la época de comprarla. Y guardar reservas para los meses siguientes: congelando, haciendo conservas, mermeladas.
Las carnes y sus derivados son los productos más caros de una lista de comestibles. Si reemplazamos la mitad de ellos por las porciones equivalentes de leguminosas. Porotos, lentejas, garbanzos, arvejas (habas, frejoles o frijoles, habichuelas, gandules o guandules, etc.) habremos mejorado nuestra dieta y nuestro presupuesto será más eficiente

Plaza

Este concepto se refiere a la facilidad de acceso al producto. Si en casa tenemos un refrigerador con zanahorias peladas, trozos de apio, fruta lavada, yogurt y preparaciones saludables fáciles de acceder será más fácil preferirlas. Si no compramos los alimentos que tengamos prohibidos estaremos introduciendo una dificultad para llegar a comerlos que nos puede ayudar con la dieta.

Producto

Cuando el producto es atractivo dan más ganas de consumirlo. En vez de tener en el refrigerador lechugas enteras llenas de tierra, tengamos ensaladas preparadas de lechuga con nueces, o con manzana. En vez de tener fruta o verduras enteras que luzcan poco atractiva mantengamos una cierta cantidad ya preparada según el gusto de los comensales. Pueden ser tartas de fruta, queque de zapallo o de zanahoria, fruta picada, compota, jalea con trozos de fruta, etc.

Promoción

Por último, la promoción puede ayudarnos a reforzar las buenas conductas en casa. Promovamos las ideas recién descritas, practiquémoslas, invitemos a nuestra familia a disfrutar de estas ideas. Contemos a nuestros amigos y colegas que estamos tratando de querernos más y alimentarnos mejor. Pidamos su ayuda para que no nos insistan en lo que no queremos.

Para otras soluciones prácticas que le permitan mejorar su salud visite:
www.estilosaludable.org

viernes, 5 de junio de 2009

Sabor a cielo

Los alimentos tienen sabor, textura, aromas. Y a través de estas características nos pueden llevar a cielos indescriptibles. El placer de ese bocado favorito puede detener la lágrima. La sensualidad de algunas frutas puede abrir caminos hacia experiencias de placer sin barreras. ¿Cuántas veces agradecemos este regalo de la naturaleza como corresponde a su valor?

Hace muchos años, una escena de una película japonesa me cautivó por lo simple y grande al mismo tiempo. Una pareja de amantes compraba con algunas monedas, que habían sido muy difíciles de conseguir, un par de pasteles que no eran más grandes que una nuez. Luego, estos campesinos japoneses, acostumbrados a una vida extremadamente dura, comían estos pasteles en un éxtasis envidiable. Además de entender con este suceso que la capacidad de sentir goce no está en el exterior, me quedó en el alma una lección que agradezco hasta el día de hoy. Los sabores nos ayudan a construir momentos, recuerdos, ensoñaciones… y se queda ahí con nosotros un tiempo largo aunque lo que hayamos comido no sea una gran cantidad. De hecho, el recuerdo del sabor es el mismo después de un trozo o de cinco. Y puede volver una y otra vez a nuestra memoria para elaborar nuevas sensaciones o vivencias.

El sabor es una invitación al deleite, al erotismo, al agrado, a buscar los buenos recuerdos. Es un regalo de la naturaleza para que todos nuestros días puedan ser especiales.

Si quiere hacerse un regalo de sabor visite: http://produccionespaprika.blogspot.com

miércoles, 3 de junio de 2009

Hoy construimos el mañana de todos

Hoy es el futuro de nuestro ayer. Y será el pasado de nuestro mañana. Lo que nos ocurre hoy es una consecuencia directa o indirecta de lo que hicimos antes. Y la próxima semana o el año próximo viviremos las consecuencias de lo que estamos construyendo actualmente. Nada de lo que hacemos se pierde en el universo. Todo genera nuevos caminos. Y lo que dejamos de hacer también abre o cierra puertas. No sólo para nosotros, sino para toda la humanidad. Tenemos responsabilidad sobre lo que nos ocurre a nosotros mismos y a los demás.
Cuando comprendemos esto miramos nuestras decisiones con otros ojos. Cada cosa que hacemos es importante. Nosotros somos importantes.