martes, 22 de septiembre de 2009

Ya… ¿y ahora qué hago con este cuerpo?

En primer lugar… Acéptese... Todos tenemos características positivas que podemos apreciar en nosotros mismos. No se trata de parecer mejor que los otros o de hacer ver a los demás como “peores”. Se trata, simplemente, de valorar ese lugar en el universo que nos corresponde. Todos traemos talentos y limitaciones que tienen que ver con la misión que debemos cumplir y eso nos hace únicos e irremplazables.

Manténgase alerta para mejorar. Cuidado con sobrevalorar las apariencias, hablo de mejorar en un sentido más profundo, no de correr tras el cirujano plástico.

Hágase cargo de su felicidad, la responsabilidad sobre su destino le dará la satisfacción de saber que su éxito es suyo, producto de su esfuerzo.

Busque Soluciones. No se queje, no culpe, no critique, no desprecie la vida que le tocó vivir, simplemente busque soluciones.

Confíe. …Busque amigos, hable de sus sentimientos, escuche, pida ayuda.
A veces es difícil confiar, cuando nos han traicionado, cuando arrastramos dolores que no se han enfriado. Pero debemos hacer el esfuerzo, quien no confía, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relación.

Nunca pierda el buen humor. Puede ser un puente poderoso hacia quienes queremos, puede alivianarnos el camino o simplemente… hacernos sonreír.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Somos dueños de nuestro cuerpo

Lo que hagamos de nuestro cuerpo es el resultado de las decisiones que tomamos a diario.

Somos dueños de elegir a quien acariciar, con quien hacer el amor, a quien evitar. También lo somos de elegir subir por el ascensor o por la escala, de salir a caminar o quedarnos aferrados al control remoto. No podemos culpar a otros si alguna de estas decisiones no fue acertada… aunque podemos corregirla en oportunidades futuras.
Está en nuestras manos desarrollar un cuerpo con el que podamos sentirnos cómodos. Cuidemos nuestro organismo, porque hace posible que cumplamos nuestra misión, que disfrutemos del placer… es la herramienta para hacer nuestro camino y llegar a descubrir la felicidad.

Alimentarse bien es el primer paso. Seleccionar alimentos saludables y dejar pasar aquellos que nos hacen daño. No hablo de adelgazar, engordar o modificar centímetros, sino de no darle menos trabajo a nuestro organismo, de cuidar nuestro nivel de energía.

El descanso nos permite recuperar las energías gastadas durante el día. Duerma bien, no importa que haya tenido un día laboral o de esparcimiento. El número de horas de sueño necesarias varía de persona en persona, pero cada cual sabe, más o menos, cuánto requiere dormir cada noche para estar bien.

Observe su postura. A unos nos cuesta más que a otros mantenerla en forma correcta, pero la ayuda de nuestros seres queridos nos puede permitir hacer la costumbre. Esto desgastará menos nuestro sistema músculo-esquelético.

Sea el maestro de sus gestos. Los gestos, como nuestra postura, van modelando nuestra relación con el entorno. Sonría. Es imposible mantener la amargura mucho rato si comenzamos a sonreír. Y nuestro día va a mejorar aún más cuando nos sonrían de vuelta.

El lenguaje parece más sutil, pero seleccionar las expresiones que usaremos nos conducirá por el camino que deseamos (o por aquel que no queremos, si no ponemos esmero es nuestra elección)

Independientemente de las habilidades físicas con que hayamos nacido, siempre habrá alguna forma de hacer ejercicio. Con seguridad habrá alguna actividad agradable que podemos practicar, pasear con el perro, salir en bicicleta con el hijo o la hija, caminar con la pareja, inscribirse en el gimnasio con algún amigo, jugar al tenis con alguien de la oficina…

Revisemos los hábitos que podemos cambiar para tratarnos mejor. Tal vez podamos usar la escalera en vez del ascensor, llevar menos trabajo a casa, beber menos, caminar parte del camino al trabajo, dejar de fumar, administrar mejor nuestro tiempo, jugar más.

Por último, y tal vez lo más importante, debemos velar porque nuestro cuerpo haga lo que nuestro espíritu desea y no se deje llevar por los estímulos equivocados. Ni esos instintos que a veces parecen dominarnos, ni esas personas que intentan inducir conductas que les benefician a ellos…Nosotros somos los dueños de nuestro cuerpo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿Por qué comemos?

Cuando comemos, en realidad atraemos a nuestro organismo mucho más que comida.
Recibimos placer, compañía, información.

Y buscamos la comida por estas razones. El placer de comer chocolate es clásico, pero muchos alimentos son una fuente de placer importante, que puede tomar un lugar exagerado en nuestras vidas si no tenemos grandes alternativas. El organismo lee sabores dulces, texturas suaves, texturas crujientes. Cada uno de estos elementos puede satisfacer diferentes necesidades.

Hay otras razones más elaboradas para buscar alimentos también.

Puede ser una forma de autosabotaje importante. Si comemos en exceso, seremos obesos y estaremos impedidos de realizar muchas tareas que, tal vez, nos dan susto…o rabia.

Para hacer más compleja la cosa, dejar de comer también tiene razones que van más allá de tener o no hambre.

Muchas personas se han perdido el proceso de aprendizaje de sabores o tienen una personalidad muy rígida que los previene de experimentar con diferentes sabores y texturas. Estas personas también tendrán una dificultad para capturar el placer y la alegría en otras áreas de la vida.

Dejar de alimentarse o alimentarse en un nivel subnormal puede esconder trastornos de la autoimagen o deseos de “desaparecer” de la esfera social. ¿Problemas de autoestima? ¿Incapacidad de incorporarnos a la red social tal como está construida?

Comer muy poco o sólo algunos alimentos puede ser también una forma de autosabotaje, al frenar la posibilidad de disfrutar de elementos placenteros o al construir un organismo en desventaja de salud respecto al resto. Podremos así evitar tareas intimidantes o que nos producen rabia. Será una forma de desprendernos de responsabilidad respecto a nuestros actos.

Si usted no tiene un peso en el rango normal, si está más arriba o más abajo, si es “el gordito” o “la flaca” deténgase un momento a pensar si pudiera estar en alguna de las situaciones mencionadas. Lo bueno de hacer esta reflexión, es que podemos descubrir algo que se puede trabajar para llegar a tener una mejor calidad de vida.