martes, 10 de febrero de 2009

Ser feliz es una decisión

Somos dueños de nuestra vida. Y podemos elegir estancarnos en cada obstáculo que se nos presente o ser felices. Nosotros construimos nuestras vidas.

Tomamos decisiones a cada momento. Cuando preferimos hacer algo y cuando optamos por no hacer nada.

Cuando nos resignamos a que las circunstancias nos sobrepasen, cuando cedemos al deseo de comer algún alimento que nos hace daño, cuando permitimos que alguien nos falte el respeto.

Cuando resolvemos poner límites a las personas que no nos respetan, cuando adoptamos una dieta adecuada, cuando elegimos abandonar las excusas para no tomar decisiones importantes para nuestro futuro.

Cuando dejamos que la rutina que nos disgusta se mantenga en vez de arriesgarnos a una incerteza que pudiera hacernos más felices. Y también cuando decidimos tomar el destino en nuestras manos, yendo detrás de nuestros sueños.

La felicidad no llega por casualidad, como un concurso de azar. Llega cuando hemos abierto los ojos a las maravillas que nos ofrece la vida y a la fuerza de nuestras resoluciones.

No podemos esperar que los demás construyan el camino hacia nuestros sueños, trabajar por ellos es una responsabilidad intransferible. Los sueños son la forma en que el universo nos muestra nuestra misión. Los demás seres humanos necesitan que cumplamos con ella. Y nosotros también.

Cada decisión implica un costo. Incluso cuando no hacemos nada hay una determinación a dejar pasar algo y una renuncia involucrada, tal vez a ser felices y hacer feliz a alguien más.

Decidamos ser felices. Por supuesto que habrá algún sacrificio de por medio. Pero nuestra felicidad iluminará el planeta y, con absoluta certeza, hará feliz a alguien que nos ama. ¿Verdad que vale la pena?

No hay comentarios: