lunes, 27 de abril de 2009

Ayudémonos a comer mejor

Imagine la escena. En la cocina hay pan, mantequilla, verduras varias. Nos da hambre. Vamos a ver qué hay para comer. Tenemos tres alternativas. Lavamos, pelamos y picamos unas ramas de apio, lavamos, pelamos y trozamos un par de zanahorias o untamos un pan con mantequilla y lo llevamos rápidamente a la boca… No hay que ser un genio para darse cuenta de cuál es la alternativa más fácil de solucionar nuestro problema. Podría haber una cuarta opción, salir a comprar algo, pero esto es, indudablemente, más trabajoso.

Imagine esta otra escena. En la cocina hay zanahorias peladas en el refrigerador, varitas de apio lavadas, huevos cocidos. No hay pan. Nos da hambre. Vamos a la cocina y revisamos lo que hay. Como en el caso anterior, tenemos tres alternativas, comer zanahorias, varitas de apio o un huevo. Ya no tiene tanta importancia descubrir cuál solución se elegiría. También podría existir la cuarta alternativa, salir a comprar pan. Pero ya no sería la opción más fácil y rápida.

En un escenario es más fácil comer pan, en el otro, en cambio, alguna verdura o huevo. Las dos escenas pueden darse en la misma casa, con las mismas personas. ¿Qué hizo la diferencia? La decisión que se tomó antes, respecto a qué hábitos vamos a facilitar. Nos demos cuenta o no, cuando compramos más cantidad de un alimento o de otro, cuando decidimos cómo guardarlos… estamos tomando decisiones importantes respecto a cómo vamos a alimentarnos.

Lo importante es buscar la consecuencia. No sabotearnos.

Y para hacer todavía más agradable el proceso, podemos contratar clases de cocina o celebrar con la ayuda de expertos... porque el sufrimiento no es parte del tratamiento y seleccionar alternativas sanas puede ser un deleite. Una sugerencia: http://produccionespaprika.blogspot.com

Es bueno recordar también que cuando alguien necesita disminuir la sal, las calorías o las grasas, es probable que el resto de la familia también tenga las mismas restricciones. Muchas condiciones que requieren una dieta específica tienen un componente hereditario. De manera que si empezamos a cuidarnos beneficiaremos, de paso, a los nuestros. Y todos podremos vivir más sanos.

sábado, 25 de abril de 2009

La especialidades médicas están convergiendo en la medicina (a secas)

Cada vez más estamos considerando al ser humano como tal, y no como una colección de órganos y tejidos. La medicina se hace cada vez más holística. Queda en evidencia que todas las enfermedades están relacionadas entre sí. Y las subespecialidades deben volver a mirar al paciente a los ojos para ver allí una persona que arrastra una historia compleja que ha afectado su vida, más que un tejido específico.

La ciencia descubre que enfermedades que antes eran manejadas por diferentes especialidades están íntimamente asociadas y no puede medicarse una sin considerar a la otra. Ocurre con la diabetes mellitus, con la hipertensión arterial, con la depresión, con la apnea del sueño, con la disfunción eréctil, con la obesidad. Estamos internalizando algo que muchas veces describimos en clases de biología: el ser humano es un organismo integrado.

La subespecialidad debe reservarse para casos realmente excepcionales. En Chile estamos un poco atrasados en esto, porque tanto médicos como pacientes tendemos a sobrevalorar la especialización. El paciente procura buscar directamente al especialista para cualquier pequeña dolencia que corresponde evaluar en atención primaria. Los médicos tratan de especializarse lo más posible, entre otras razones porque el sistema público no pone los incentivos en la atención primaria, que debería resolver el 85% de la atención médica. Pero entonces ocurren fenómenos irónicos. El paciente acude al infectólogo para preguntar por una fiebre que, en realidad, correspondía a una enfermedad reumatológica. El infectólogo no resuelve el problema y el paciente alargó inútilmente su camino hacia la solución.

Tal vez en la próxima década nuestro país haga el giro. La evidencia está siendo mucha. El manejo del paciente debe ser más integral y es necesario también establecer puentes con otras disciplinas porque la salud es el resultado del estilo de vida. Y en el estilo de vida influye la rigidez de las leyes laborales, los aranceles aduaneros y muchas otras cosas aparentemente sin relación.

Será muy bueno para todos que comencemos a mirar la medicina con un enfoque más holístico. Un paciente que se da cuenta de que es tratado como persona tendrá mejor motivación para cumplir las indicaciones. Y nuestro rol como médico no es simplemente dar las indicaciones, sino facilitar el regreso de nuestro paciente a una condición de buena salud.

martes, 21 de abril de 2009

La magia de sonreír

Una sonrisa es mágica. ¿Lo habían notado?
Si tenemos pena es más suave si alguien nos sonríe.
Si tenemos dudas una sonrisa serena nos da la tranquilidad que necesitamos para volver a avanzar. En un momento de vulnerabilidad nos regala seguridad y si la divisamos entre la multitud nos comunica que no estamos solos.

Si abrimos el pecho, extendemos los brazos y sonreímos… nuestra confianza en nosotros mismos mejora. No importa cuanto sufrimiento traigan los tiempos.

Si sonreímos nos sonríen y todo resulta más grato.

Y es tan fácil que parece mentira que pueda ayudarnos tanto a vivir mejor.

domingo, 19 de abril de 2009

¿Dónde empieza el sexo?

¿Dónde se acaba la ternura y empieza el sexo? ¿Dónde se acaba el deseo de hacer feliz a la pareja y empieza la satisfacción sexual? ¿Cuándo el placer se llama sexo?

Vivimos en un mundo que ha tratado de separar el sexo de las demás formas de comunicación como si fuera una función con claras delimitaciones y una agenda absolutamente estructurada. Pero el sexo es parte de las muchas formas que tenemos de comunicarnos. Y por eso está en más lugares de los que tenemos consciencia. Y no es igual para todos. Y tampoco es igual siempre para una pareja. El sexo tiene diferentes orillas dependiendo de las personas. Para algunos el sexo sólo puede vivirse a través de la genitalidad. Para otros puede comenzar a sentirse antes de mirarse o tocarse. O puede ser una experiencia tántrica. Más aún, para una misma pareja a veces es una experiencia sutil y otras veces salvaje. Por eso no debemos presionarnos a hacerlo de un modo o de otro. Lo que hagamos está bien si nos hace felices y no daña a nadie.

El sexo no tiene una forma correcta y otra incorrecta, pero sí debe haber una sintonía entre quienes se encuentran. Y como es una forma de comunicación habrá muchos elementos que pueden modificar la experiencia.

Nuestra civilización le ha dado una gran importancia a la líbido espontánea a la hora de desear el encuentro sexual. Proyectamos en ello nuestra cultura fálica y la disociación entre sexo y comunicación. Pero el encuentro entre dos personas puede ser deseable aunque no haya contacto genital y una relación sexual completa, aunque ninguno busque específicamente satisfacción sexual. Más bien por el solo goce de estar con la persona amada, de darle placer, de comunicarse. Sí, aunque no haya líbido puede haber un encuentro divino. El placer de estar con la otra persona puede, por supuesto, terminar en un coloquio francamente sexual. Para hacerlo más complejo aún, ésta puede encenderse sin un encuentro sexual tradicional. O la situación que partió como contención puede terminar en sexo y aquella que partió en sexo puede terminar en juego sin que nadie resulte frustrado por el giro que dio la experiencia. Por otro lado, situaciones cotidianas, como una conversación telefónica, pueden tener una gran carga de energía sexual. Y la complicidad entre amantes puede darle significado sexual a palabras o símbolos, sin que nadie más comparta la asociación. El mensaje es ser flexibles para no perder oportunidades de disfrutar.

Todos tenemos sueños y aprendizajes distintos, vemos el mundo, el amor, la felicidad, la sexualidad, el placer de distintas maneras. Por eso, es muy importante conversar del tema y no dar por obvia ninguna cosa. Nuestra pareja no lee el pensamiento y no tiene por qué estar dispuesta sólo a ceder. Si bien ambos podrán condescender, ninguno de los dos tiene por qué cambiar su esencia para satisfacer al otro. También debemos sentir un cierto balance en la relación, entre lo que damos y lo que recibimos. Cuando uno de los dos siente que la situación está desbalanceada, habrá que revisar más profundamente la relación en busca de las causas, para trabajarlas de acuerdo con las convicciones personales. Como el sexo es una forma de comunicación no está desconectado del resto del vínculo, independiente de que se trate de una relación no comprometida o de un matrimonio consolidado.

El sexo es una forma compleja de comunicarse, que puede ser maravillosa, pero no puede encasillarse en tareas o rutinas específicas. Es necesario que cada pareja encuentre su identidad y aprenda a distinguir si el lazo está sano o requiere algún cambio para poder vivir mejor.

sábado, 18 de abril de 2009

Soñar hace bien

Sin duda que mirar hacia el futuro con una idea de lo que queremos ser es bueno para todos. Pero esta vez me refiero al sueño físico, ese descanso de nuestro cuerpo y nuestra mente que repara lo dañado o agotado durante la vigilia. Después de un día largo y productivo necesitamos reparar tejidos, recuperar fuerzas. Y el sueño nocturno hará ese trabajo para nosotros. Por esta razón, debemos respetar esta exigencia del organismo de descansar.

Los seres humanos funcionan con un ritmo circadiano que se guía por los ciclos de luz y oscuridad del día y la noche. Durante el día, está activada esa parte de nuestro sistema nervioso que determina la vigilia. Cuando llega la hora del descanso se activa la zona que determina el sueño. No se trata de una sola zona que se activa o inactiva, por eso, para que ambas zonas se coordinen, es importante no desconcertar a nuestro organismo.
Procuremos que nuestro dormitorio esté oscuro a la hora del descanso y dejemos que entre la luz cuando nos despertemos.

Mantengamos un horario ordenado, acostándonos y levantándonos más o menos a la misma hora todos los días. Nuestro sistema nervioso autónomo agradecerá que no le desconcertemos. En el caso de los niños debemos procurar que se vayan a la cama antes de las diez y media de la noche, para aprovechar al máximo la producción de la hormona de crecimiento. En el caso de los ancianos, que requieren menos horas de sueño, el cuidado estará puesto en no dormir demasiado temprano para no completar las horas de sueño en una hora incómoda en la que todos los demás aún estén durmiendo. En general, es más fácil dormirse más tarde que despertar más temprano que el resto.

Nuestro dormitorio debe ser un lugar agradable, destinado sólo al sueño y al sexo. No acostumbremos a llevar tareas diferentes a la cama. No incorporemos distractores como televisión o gran cantidad de muebles o adornos. El lugar debe sernos agradable.

Para condicionar este cambio de guardia entre la zona activadora de vigilia y la activadora de sueño, démosle un aviso a nuestro cuerpo antes de ir a dormir. La leche tibia es clásica, pero también puede ser un té de hierbas o cualquier otra cosa que nos ayude a decirle a nuestro organismo: “prepárate para el descanso”

Está demostrado que el ejercicio regular ayuda a mejorar la calidad del sueño. Para esto basta con salir a caminar media hora al día.

Una mejor calidad de sueño se puede obtener si acostumbramos a relajarnos antes de dormir. Hay muchas formas de conseguirlo. Una de ellas es tenderse de espaldas en la cama, haciendo consciencia de cada parte de nuestro organismo en secuencia, tratando de relajarlas. Centrarnos luego en nuestra respiración nos permitirá limpiar la mente y prepararla para el sueño.

Así como evitamos las actividades activantes antes de acostarnos, debemos prescindir de consumir bebidas con alcohol o sustancias estimulantes. Las personas que se activan con la cafeína deben evitarla. Asímismo, hay personas que deberán rehusar cualquier comida antes de ir a la cama.

Si tenemos todos estos cuidados y nuestro sueño no es normal acojamos el aviso y busquemos la ayuda de un médico. Este signo puede ayudarnos a descubrir varias enfermedades que se manifiestan, entre otras cosas, por alteraciones del sueño. Si nuestros hábitos no son saludables tendremos muchas molestias y no sabremos a cuál dar importancia. Pero si tratamos bien a nuestro organismo sabremos que las molestias que tengamos corresponden a condiciones que requieren atención. Y podremos ponerles atención y tomar medidas que nos permitan vivir más sanos.

jueves, 16 de abril de 2009

Somos dueños de nuestras emociones

Podemos controlar nuestras emociones para hacerlas fluir de manera de no herir a nuestros cercanos y no producirnos daño nosotros mismos. Pero también podemos leerlas para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento. Ellas vienen de nuestro inconsciente. Son mensajes que nos urgen a tomar algunas decisiones. Es clásica la explicación del miedo, que induce la decisión entre huir o pelear. Pero todas las emociones traen mensajes que tenemos que leer para poder mantener las emociones agradables y desprendernos de las incómodas.

Son mensajes personales, que tenemos que aprender a descifrar.

La rabia puede ser que nos esté instando a cuidar los límites que le imponemos a los demás. O tal vez debemos revisar qué hacer frente a algunas inconsistencias. En general, los demás nos hacen sólo lo que nosotros les permitimos hacernos… pero eso no siempre es lo que deseamos en el fondo de nuestro corazón. Y la rabia puede permitirnos encontrar la línea donde debe estar la frontera.

La pena tiene que ver con la sensación de pérdida actual o inminente. A veces la pérdida es evidente, como cuando se muere un ser querido y la pena nos llama a acomodar nuestras rutinas para continuar con nuestra vida. A veces la pérdida es menos obvia, es, por ejemplo, una relación que se perdió. Y la pena nos llama a liberar las amarras que tratan de sujetar algo que ya no está. A veces se trata de enfocar nuestra vida hacia horizontes muy diferentes, a veces se trata de acomodar pocas cosas. Pero la pena persistirá si no identificamos la pérdida para liberarnos de ella.

Lo importante es no meter las emociones negativas debajo de la alfombra hasta que, de pronto, ya no nos dejen avanzar. Lidiar con una emoción es infinitamente más fácil que hacerlo con una gran cantidad de ellas. Y hacerlo cuando la emoción es reciente nos facilitará el trabajo de buscar las causas más profundas.

No hay nada más frustrante como cuando nos dicen “tú siempre haces tal cosa y yo no digo nada” Porque no nos dieron la posibilidad de aclarar el punto o mejorar. Si nosotros no leemos nuestras emociones podemos acumular muchas de esas situaciones que la otra persona pudo explicar o cambiar hasta el punto en que la reparación ya no sea posible. Y perderemos algo importante que podríamos haber conservado.

Leer nuestras emociones y resolver las decisiones que nos empujan a tomar puede ayudarnos a vivir con más armonía, a vivir mejor.

lunes, 13 de abril de 2009

Dejemos fluir las emociones… pero suavemente.

Nuestras emociones deben salir como la ola suave que baña la playa tranquila No como la ola que revienta sobre el roquerío. Porque nuestras emociones siempre golpean en el pecho de alguien. Y no tenemos derecho a herir a nuestros cercanos por no haber pensado lo suficiente. Claro que tampoco debemos pensar sólo para manipular a los que nos rodean, esperando que se preocupen de lo que nosotros sentimos pero sin dar a cambio contención, ternura, cariño.

Las emociones nos conectan con los que queremos. Pero también pueden quebrar todos los puentes que nos unen a nuestros cercanos si no somos capaces de encauzarlas correctamente.

Cuando queramos exigir atención preguntémonos ¿yo doy la atención que estoy pidiendo?

Cuando nos enojamos porque no nos tomaron en cuenta pensemos ¿qué hice yo para facilitar ese proceso?

Cuando no queremos ni siquiera hablar ¿será lo que la otra persona necesita o tendremos que hacer un esfuerzo y ponernos en su lugar?

Cuando asumimos que nos tienen que atender ¿programamos algo para retribuir el gesto?

Cuando traemos rabia ¿respiramos profundo para no explotar con quien no tiene culpa alguna?

Si nos hacemos dueños de nuestras emociones nos ayudarán para estar ahí cuando el hijo tenga pena, cuando el marido esté cansado, cuando la mujer tenga miedo, cuando la nieta quiera consuelo. Y eso es lo que construye la red de amor y apoyo que nos permite vivir mejor.

sábado, 11 de abril de 2009

Hagámonos conscientes de la realidad.

Tenemos un piloto automático dentro de nuestra mente. Y éste toma el control de muchas actividades de nuestra vida diaria. Todos conocemos ejemplos. Nos vamos a casa y ni recordamos el camino de regreso, vamos absortos caminando y pasamos de largo nuestro destino.

Pero este piloto automático a veces es aún más poderoso y toma bajo su mando todo nuestro día. Desde que suena el despertador, nos vamos al trabajo, trabajamos, regresamos a casa, algunos trámites de rutina, otra vez a la cama, etc. Y podemos vivir así por años. Hasta que de pronto algo nos hace darnos cuenta de que nos hemos sentado al lado del camino a ver pasar nuestra vida como si fuera ajena a nosotros.

Ese algo puede ser una conversación con un amigo, algo que leemos, un pensamiento que surge solo desde nuestro espíritu, una película. Y de pronto nuestra alma resplandece y nos damos cuenta de que queremos gobernar nuestra vida; no queremos que se desenrolle por inercia como si fuera una alfombra por la que cualquiera puede pasar.

Debemos aprovechar ese momento de iluminación. Y construir la vida en la que vamos a plasmar nuestros sueños. Para tomar conciencia de lo que está ocurriendo en nuestras vidas… escribamos. Lo que hacemos, lo que pensamos, en qué usamos nuestro tiempo, los sueños en los que pensamos cuando nadie nos ve… Todo. Leer estos registros nos dará mucha información sobre cómo se está desenvolviendo nuestra vida. Y nos encontraremos con muchas sorpresas, también.

También debemos agradecer la oportunidad de darnos cuenta que podemos asumir nuestra vida en forma consciente. Hay personas que pasan por la vida atrapados en la rutina sin ver nunca la posibilidad de hacerse cargo de sus vidas. Si nosotros hemos vislumbrado siquiera la eventualidad de salir de esta inercia podemos sentirnos felices, porque éste es el primer paso para forjarse una vida nueva, más propia, más sana, mejor.

jueves, 9 de abril de 2009

Saber lo que compramos, saber lo que comemos

Cuando vamos al médico o a la nutricionista nos dan una lista de alimentos o sustancias que debemos evitar o aumentar en nuestra dieta. Pero al lado afuera de la puerta se empieza a diluir esta lista. Eso ocurre porque muchas de las cosas que nos prohibieron o sugirieron son más bien esotéricas. Nos hablaron de azúcar, de sodio, de fibra. Camino a casa ya recordamos la mitad de lo que nos dijeron, porque son términos a los que no estamos acostumbrados. Cuando vamos al supermercado tal vez el 20% de lo que escuchamos está todavía presente en nuestra mente, pero traducir eso a una lista de compras…. Ya se convierte en tarea mayor.

Existe una forma de familiarizarse de a poco con estos nombres y el contenido de ellos en los productos que compramos. Debemos acostumbrarnos a leer las etiquetas. Allí encontraremos las sustancias que nos han prohibido y sabremos que ese producto hay que evitarlo. O encontraremos que aportan aquello que nos recomendaron aumentar. De a poco iremos acostumbrándonos a este ejercicio hasta que resulte casi automático.

De esta forma nos estaremos haciendo cargo de nuestras elecciones en el supermercado. Tal vez nos sorprendamos con algunos descubrimientos. Hay productos que no son dulces y contienen miel. Hay galletas dulces que contienen sal. Hay otras que no son dulces y contienen glucosa, que es un tipo de azúcar. Los productos rotulados como dietéticos pueden contener algo que tenemos prohibido o restringido. Aunque tengan menor cantidad de alguna sustancia eso no significa que le sirve a todas las personas que tienen que llevar una dieta especial.

El médico o la nutricionista deben tratar de dar indicaciones generales, porque no conocen nuestra lista de supermercado y tampoco pueden construirnos una nueva. Pero nosotros sí podemos elaborar una lista adecuada para nuestras necesidades sin nos lo proponemos. Y cuando surjan dudas, si falta para nuestro próximo control, ingresemos nuestra duda en www.estilosaludable.org y tendremos una respuesta directa y completa.